Cubiertas las necesidades de agua para el consumo humano, la gran preocupación hoy día se centra en la calidad de la misma. Teniendo en cuenta que el 70% de los núcleos urbanos se abastece con aguas subterráneas (en todo el país, el abastecimiento público para consumo humano supone el 30%), controlar y evitar los problemas de contaminación se convierte en una necesidad que abordan esta semana expertos nacionales en el seminario “Contaminación de recursos hídricos: protección de las aguas subterráneas”, que organiza el Centro Mediterráneo de la UGR en Lanjarón.
“La intrusión de agua de mar en los acuíferos y la contaminación por nitratos son los dos grandes problemas de contaminación de las aguas subterráneas que tenemos”, señaló el profesor Juan Antonio López Geta, Director de Aguas Subterráneas e Hidrogeología del Instituto Geológico y Minero de España en el marco del seminario. La gran dificultad se sitúa en detectar esa contaminación, ya que debido a los mecanismos en los que se origina, el peligro reside en que no es visible hasta que se produce la descarga en un manantial, un río, etc., lo que puede darse a kilómetros de distancia y, en ocasiones, años después de cuando se ocasionó esa contaminación.
Intrusión marina
En el caso España, la concentración de la mayoría de la población y la agricultura más rentable se sitúa en el litoral mediterráneo, lo que ha hecho de los acuíferos la principal fuente de abastecimiento tanto para consumo humano como agrícola. Sin embargo, la falta de planificación adecuada ha posibilitado, como señala López Geta, la extracción excesiva de estos acuíferos, determinante para que entre el agua del mar. Para frenar este problema, López Geta reclama una aplicación de la Ley de Aguas, que establece la ordenación de las explotaciones, su planificación y la creación de barreras de recarga para evitar la salinización de los acuíferos.
Por otro lado, la creciente conexión entre zonas de regadío y actividad agrícola da lugar a que la contaminación de las aguas subterráneas por nitratos utilizados en la agricultura alcance cotas graves. Una contaminación que -señala Javier Cruz San Julián, director del curso- es provocada por el mal uso del agua en riegos tradicionales, que por los derrames del exceso en el consumo provocan el arrastre de pesticidas y fertilizantes hacia los cauces subterráneos, que luego van a parar a la red fluvial.
Las medidas fundamentales para evitarlo son las de prevención y una nueva figura denominada “perímetro de protección” que consiste en determinar alrededor del pozo una zona donde no se pueden hacer una serie de actividades. La implantación de estos perímetros, obligatorios por ley, se encuentra con la dificultad de coordinarse con las actuaciones del plan de ordenación territorial de los ayuntamientos.
Referencia: Prof. Javier Cruz San Julián.
Director del curso.
Catedrático de Geodinámica Externa.
Universidad de Granada.
Tel. 689 997230.