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Homenaje a Gracián en el comienzo de los cursos de verano del Centro Mediterráneo

Gracián es uno de los grandes desconocidos de la filosofía y la literatura española en España. Sin embargo, es el segundo escritor, después de Cervantes, más traducido a otros idiomas. El jesuita aragonés, como tantos otros genios españoles, hubo de ser re descubierto por pensadores extranjeros, en su caso por Schopenhauer y Nietzche que encontraron en Gracián una fuente de inspiración para luchar contra el denominado pensamiento único de su época. No será hasta hace cien años, con la generación del 98 y gracias a Azorín, cuando se haga justicia en España con este hombre adelantado a su época.

De hecho, hoy día, mientras se celebra el IV Centenario de su nacimiento, despunta como best-seller internacional su obra Oráculo manual y arte de prudencia, que a través de sus 300 aforismos constituye todo un éxito de ventas en Francia y en Estados Unidos, lugar este último donde se han vendido más de 150.000 ejemplares de una traducción reciente. Esta obra, junto con El Príncipe de Maquiavelo, constituye en la actualidad un manual aconsejado a directivos y ejecutivos de todo el mundo.

En la inauguración del curso han participado Juan Francisco García Casanova (Universidad de Granada) y Benito Pelegrín (Universidad de Provence, Francia). Pelegrín, profesor que ha traducido al francés varias obras de Gracián, publicó recientemente en el país galo el libro ‘Figuraciones del infinito. La época barroca europea’, obra cuyo éxito se ha visto recientemente refrendado por el Gran Premio de Prosa de la Editorial francesa Seuil. Pelegrín ha traducido al francés, además, ‘El Burlador de Sevilla’ (adaptación en verso con más de 30.000 espectadores en Francia) y ‘La vida es sueño’ (en representación en la actualidad, con más de 12.000 espectadores hasta el momento).

Gracián: la receta para triunfar en la vida

El profesor Benito Pelegrín ha defendido un enfoque moderno, frente a la crítica tradicional española de los años 60-70. Según manifestó Pelegrín «la cuestión no es si la obra de Gracián es moral o no, sino que sus obras constituyen un compendio de artes muy modernas para triunfar en la vida, sin escrúpulos». Es más profundo que Maquiavello, pues se dirige a todos, no da recetas para príncipes, sino para el más común de los mortales. Pone la razón de estado al nivel del individuo, para triunfar en la vida. Es el arte egoísta, que recomienda no salvar al que se esté ahogando, pues en su desesperación puede arrastrar al salvador.

Para Gracián, apunta Pelegrín, «eres libre y responsable, puedes elegir. La razón no es si lo que haces es moral o amoral, sino que corres el riesgo ser juzgado en la tierra o en el cielo». Gracián, por tanto, nos anuncia que somos libres, pero esa libertad ha de conjugarse con la responsabilidad.