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El Cine Club universitario “recupera” ocho clásicos durante los meses de mayo y junio

Clásicos recuperados XXI es el título de la programación del Cine Club de la Universidad de Granada para los meses de mayo y junio de este año. A lo largo de ocho sesiones, se proyectarán algunos de los mejores clásicos del séptimo arte, como El pequeño salvaje, de François Truffaut, o Un, dos, tres, de Billy Wilder.

La programación comienza con En un lugar solitario (1949), en la que Nicholas Ray introdujo una visión muy personal tanto del medio cinematográfico como de los propios personajes. Ray dibuja el retrato de un Hollywood dominado por el miedo y la sospecha, reflejo del tenso clima que había creado “la Caza de Brujas” y los procedimientos y actuaciones del fascista Comité de Actividades Antiamericanas.

Billy Wilder, quien cerrará el Ciclo, es el siguiente director del mismo Con Traidor en el infierno (1953) nos ofrece la primera película de Hollywood que trató la vida de un campo de prisioneros de guerra. En ella se ponen de manifiesto las estrategias tanto de los prisioneros como de los soldados que los custodian para sobrevivir en el entorno de un campo de concentración nazi.
La adaptación cinematográfica de la novela Pylon, de William Faulkner, dio pie a Ángeles sin brillo (1957), en la que Douglas Sirk retrata en blanco y negro, exterior e interior, con un grado de contención sublime, las amargas evoluciones de un grupo de pilotos aéreos de exhibición en la América profunda y depresiva de los años treinta.

En Ha nacido una estrella (1954), un relato del ascenso de una joven actriz y cantante de talento y del paralelo declive de su marido alcoholizado o prisionero de las drogas, George Cukor tomó de cada género —musical, comedia, drama, melodrama— aquello que le interesaba y compuso una obra que rompe todos los esquemas en beneficio de una unidad superior basada en dos elementos esenciales: la sátira de la moral del éxito realizada por el mismo director en What price Hollywood? (1932), y el suicidio en las aguas del mar de la estrella del mudo John Bowers en 1935.
A finales del s. XIX, por una especial concesión del Estado francés, el doctor Itard —médico en el Instituto de Sordomudos parisino— tomó bajo su custodia al niño salvaje encontrado en Aveyron para determinar cuáles son los grados de inteligencia y la naturaleza de las ideas de un adolescente privado desde su infancia de toda educación. En El pequeño salvaje (1969), François Truffaut, permanente preocupado por el sufrimiento infantil, contrapone dos posturas con las que reivindica un tratamiento diferente para el mundo de la infancia: la del doctor Pinel, que declara al niño salvaje un idiota, y la de Itard, que lo tiene por un hombre en potencia al que hay que educar.

La huida (1972) del matrimonio McCoy tras la salida algo “repentina” de él es la excusa que utiliza Sam Peckinpah para exponer en pantalla la ausencia de otro conflicto interno que no fuera la dinámica y trepidante persecución física de los esposos y las relaciones amorosas entre ambos. Con este fin, el director apartó definitivamente a la narración de toda contextualización social para encarrilarla por los derroteros de un itinerario individual y violento impregnado de algunas reflexiones específicas muy presentes en su obra.

Woody Allen
El mes de mayo se cierra con los Recuerdos (1980) de Woody Allen, quien realiza con este film una reflexión sobre su propio cine, siguiendo la línea trazada por Federico Fellini, uno de los directores favoritos del realizador neoyorquino, en Ocho y medio. En segundo término esta lo que Fellini retrató con maestría y que de nuevo adquiere otro matiz bajo el punto de vista de Allen: el oficio de hacer cine, la fama, las contradicciones, la incomprensión, el ver al cineasta como ser humano.

Por último, Wilder vuelve a estar presente en el Ciclo como broche con su conocidísima Uno, dos, tres (1961). Billy Wilder fue periodista en Berlín durante una época que le permitió tener un conocimiento mucho más profundo de las divisiones territoriales y del advenimiento del nazismo. Se trata en esta ocasión de una versión muy libre de Ninotchka, la película que realizó en 1939 Ernst Lubitsch. Sin embargo, ambas películas están separadas por el ritmo trepidante y enloquecido con que está narrada Uno, dos, tres, sobre todo en el tramo final. Siguiendo la máxima de Hitchcock, “una película debe empezar por un terremoto y luego ir hacia arriba”.

Todas las proyecciones en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias

Programación
Mayo
Martes 8 – Día del Cine Club
En un lugar solitario (1949), Nicholas Ray. V.O.S.E.
Viernes 11
Traidor en el infierno (1953), Billy Wilder. V.O.S.E.
Martes 15
Ángeles sin brillo (1957), Douglas Sirk. V.O.S.E.
Viernes 18
Ha nacido una estrella (1954), George Cukor. V.O.S.E.
Martes 22
El pequeño salvaje (1969), François Truffaut. V.O.S.E.
Viernes 25
La huida (1972), Sam Peckinpah. V.O.S.E.
Martes 29
Recuerdos (1980), Woody Allen. V.O.S.E.
Junio
Viernes 1
Uno, dos, tres (1961), Billy Wilder. V.O.S.E.

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Referencia: Juan de Dios Salas Chamorro. Director del Cine Club de la Universidad de Granada. Tel.: 958 24 34 84 / 610 43 55 52. Correo e. juandsalas1@telefonica.net.