Los niños y adolescentes que se culpan a sí mismos y a su familia por haber sufrido abusos sexuales en la infancia tienen más secuelas a nivel psicológico, ya que desarrollan unos niveles mayores de sintomatología de trastorno de estrés post-traumático, según una estudio de la Universidad de Granada.
Por ello, si las víctimas piensan que el abuso se produjo debido a alguna característica suya o que su familia debería haber hecho más para protegerlo recurren a estrategias de afrontamiento de evitación, como tratar de olvidar lo sucedido, intentar dormir más de lo normal para no pensar en ello o el empleo de drogas en el caso de los adolescentes.
Éstas son algunas de las conclusiones de una investigación desarrollada por especialistas del departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UGR, que han contando con la colaboración de la Universidad de Cambridge.
El trabajo ha demostrado que el ajuste psicológico a largo plazo de las víctimas depende, en gran medida, de determinados factores cognitivos y de la interacción entre ellos, así como aclarar cuándo tienen mayor relevancia en relación con las características del abuso.
Según la UGR, esta investigación es pionera a nivel mundial ya que, a diferencia de otros estudios, no solo se analiza el papel de las variantes cognitivas en el ajuste psicológico de las víctimas, sino también en función del abuso.
Para el investigador responsable, David Cantón, estos resultados pueden ser de utilidad en la práctica clínica con víctimas de abusos sexuales infantiles, ya que permiten identificar tres áreas de intervención como son las estrategias de afrontamiento, las atribuciones de culpa y los sentimientos provocados por el abuso sexual.
En total, 1.500 estudiantes universitarias contestaron de forma anónima a una encuesta, de las que se logró obtener información de 160 mujeres que habían sido víctimas de estos abusos, las cuales compusieron la muestra final del estudio