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Ensayo sobre teorías políticas

20/9/2005

Ensayo sobre teorías políticas
Universidad de Granada

El agustinismo político, de Henri-Xavier Arquillière, aparece en la colección Biblioteca de Humanidades/Chronica Nova de Estudios Históricos.

Abrir algunas líneas de investigación para orientar a los alumnos y estudiosos es el objetivo de este libro de Henri-Xavier Arquillière que la Universidad de Granada publica con el título: El agustinismo político, un ensayo sobre la formación de las teorías políticas en la Edad Media. El volumen, editado con la colaboración de la Universitat de València, forma parte de la colección Biblioteca de Humanidades/Chronica Nova de Estudios Históricos, que dirige el profesor del Departamento de Historia Moderna y de América Juan Luis Castellano Castellano.

Según palabras de su autor, esta obra intenta dar vida a algunas ideas, suspender de algún modo su ladeo en aquellos espíritus más simples que los protagonistas en que se inspiran, y a constatar cómo tales ideas llegan a transformar grandes instituciones, como la realeza. Hemos denominado este movimiento progre­sivo (irregular por otra parte) el agustinismo político, a falta de un vocablo mejor. Nos hemos esforzado en definir su formación y señalar con pre­cisión ciertas de sus etapas.

Para Arquillière, la vida de las ideas, que no tiene nada en común con la des­cripción yuxtapuesta de los sistemas filosóficos o teológicos de una serie de pensadores, es un ámbito de la Historia poco explorado. Sin embargo, nos parece capaz de ilustrar las bases mismas de la civilización medieval.

En un principio, este estudio del agustinismo político formaba parte de nuestra obra Saint Grégoire VII, Essai sur sa conception du pouvoir pontifical. Nos había parecido, en efecto, que, sin esta investigación preliminar, la persona y la obra del gran Pontífice quedaban en gran parte sin explicar. Hemos considerado nuestro deber de publicarla aparte, ya que la misma puede arrojar algunas luces no sólo sobre una de las mayores figuras pontificias de la Historia, sino sobre el desarrollo de las teo­rías político-religiosas de toda la Edad Media.

El Estado frente a la Iglesia
En el libro, se da respuesta a determinadas preguntas vitales para entender la formación de las teorías políticas en la Edad Media, como la referida al problema del papado medieval, pues, a decir del autor, el derecho natural del Estado, anterior a la Iglesia, fundado sobre las exigencias primitivas de la naturaleza humana, independiente y soberano en su ámbito, aparece completamente desconocido, subsumido en el derecho eclesiástico.

Por otra parte, este derecho fundamental sobre el que descansan los Estados antiguos y modernos, se afirma sin ambages. Entre los dos aspectos del papado que revelan estas declaraciones esenciales, existe de manera manifiesta una pro­funda zanja, un hiato, e incluso una aparente contradicción. ¿Resulta necesario apresurarse a concluir que hay una solución de continuidad, es decir, una verdadera oposición entre el papado medieval y el papa­do moderno?

Éste es el problema, despojado de todas las cuestiones acceso­rias, tal como se plantea, en el fondo, en sus términos más profundos y precisos. ¿Cómo podemos resolverlo o, por lo menos, ilustrar las direcciones de las investigaciones que conduzcan a su solución? Tres consideraciones capitales me parecen capaces de arrojar algunas luces sobre esta delicada cuestión: ¿Cómo fue Gregorio VII conducido a formular la doctrina que lleva su nombre? ¿Fue Gregorio VII el creador de esta doctrina, o por el contra­rio no fue más que un eslabón en la continuidad de la cadena de los soberanos pontífices?

En este caso, ¿cómo se entrelazan, en la realidad de la Histo­ria, los aspectos contrastados del papado medieval y del papa­do moderno con respecto del Estado? Esta investigación (y constituye todo su objetivo) nos permitirá señalar con precisión el lugar que ocupa el agustinismo político en la solución de este problema.

Gregorio VII, el gran desconocido
Gregorio VII ha sido una de las figuras más desconocidas de la Edad Media. En vida, ya era un signo de contradicción y suscitaba partidarios resueltos y adversarios apasionados. Durante largos siglos, igual parcialidad se encuentra entre sus historiadores, así como la misma deformación de su obra y su doctrina.

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