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Al Qaeda, una red ‘imposible’ de desarticular

REPORTAJES
Al Qaeda, una red ‘imposible’ de desarticular
Son la mayor amenaza terrorista del planeta y el perfil más crudo, trágico e inhumano de ‘la cara del terror’. Pero, además, Al Qaeda es un misterio que intentamos descubrir.
FELIPE ALMARCHA felipealmarcha@recoletos.es
Declaración de guerra
“La misión de matar a los americanos y a sus aliados -civiles y militares- es un deber individual de todo musulmán, que puede realizar en cualquier país en el que sea posible”
Una herramienta bélica. Así se define el terrorismo de Al Qaeda, que tiene como consecuencia unas acciones que, en palabras del profesor Javier Jordán, de la Universidad de Granada, son “letales, contra blancos simbólicos, y realizadas en el corazón del territorio adversario”. Al Qaeda ha convertido su lucha en una guerra total en la que “todo lo que sostiene al adversario es objetivo militar, incluidos los civiles. Con ellos desaparece la distinción entre soldados y no combatientes”, señala el profesos Jordán.
Occidente ha puesto sus mejores armas para intentar desarticularla, pero algunos expertos aseguran que la misión se antoja “imposible”. Una red de alianzas, una organización desorganizada y desestructurada, repartida por todo el mundo y sin apenas contactos internos es algo desconocido. Sus células, infinidad de ellas, actúan de forma independiente y únicamente mantienen una relación ideológica. Y su extensión… son capaces de actuar en casi cualquier punto del planeta. Al Qaeda, hoy por hoy, es un misterio aterrador.

Muy difícil tirar del hilo
Los contactos entre las diversas células que se agrupan en torno a Al Qaeda y el propio mando de la red son mínimos, justo los indispensables, siendo muy difícil acceder hasta los verdaderos dirigentes.
No se conocen ni los que intervienen en el atentado
Los atentados suelen ser cometidos por células terroristas que, por lo general, no sobrepasan los cinco componentes, y que siguen un patrón común en cuanto a su estructura. Lo habitual son las relaciones triangulares, en las que una persona conoce sólo a su inmediato superior y a otras dos personas por debajo de sí misma. Lo que evita este tipo de estructura es que, por ejemplo, estos dos últimos se conozcan entre sí, al mismo tiempo que desconocen al resto de integrantes de la célula. Cuantos menos activistas se conozcan, más complicada es la desarticulación de la célula.

Tienen células en todos los continentes
“A Al Qaeda no le interesa tanto el poder de la organización en sí como que cada vez más personas se unan a la yihad”, afirma Javier Jordán, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Granada. Esto permite la creación de “una alianza de varios grupos y una red informal de individuos que comparten la misma ideología” pero que, eso sí, actúan “de manera independiente”, asegura Jordán. Esos acuerdos han permitido la expansión de Al Qaeda por no menos de 60 países y llevar a cabo atentados en lugares tan distantes como Indonesia, EE UU o Yemen.

La mayoría de los grupos se autofinancian
Son varias las fuentes de financiación empleadas por la red Al Qaeda, pero una de las más comunes es la obtención de capital a partir de pequeños delitos cometidos por las células locales. Según recoge Javier Jordán en su libro Profetas del miedo, se trata en muchas ocasiones de delitos tan comunes y sencillos como los “fraudes con tarjetas de crédito”.

Bin Laden tiene un comité directivo
La complejidad de la estructura de Al Qaeda lleva a tener que reconocer que la red tiene dos partes bien diferenciadas: una organización principal y una red de alianzas ideológicas. En el primer caso, hablamos de una Al Qaeda en la que, además de Bin Laden, se encontrarían personas de su confianza, un comité directivo, siguiendo el patrón de cualquier empresa, y miembros de algunas de las células más destacadas. En el segundo, se dan cita grupos islamistas, contribuyentes y ONGs encubiertas, entre otros.
Cada uno cumple su función pero no sabe más
Una de las principales características de la instrucción de los terroristas es su especialización. Además de sólo elegir a los mejores, Al Qaeda proporciona sólo la información necesaria a cada uno de ellos, de tal manera que únicamente conocen lo que ellos van a hacer, pero no saben si hay otras personas con otras funciones ni en qué acto se engloba su participación.

Los durmientes están siempre dispuestos
El alto número de seguidores con que cuenta el movimiento propugnado por Al Qaeda facilita que, además de poseer una serie de activistas sobre los que se tiene una confianza plena para que lleven a cabo las misiones que se les encomienda, también haya otro grupo de personas de las que siempre se podrá tirar. Son las que integran lo que se conoce como células durmientes. Es decir, personas que no tienen un contacto directo con la parte organizativa de Al Qaeda ni con las actividades cotidianas de ésta, pero que siempre están dispuestas a cumplir órdenes en cuanto se les solicite. Es una de las consecuencias de la yihad global en que se encuadra Al Qaeda, un terrorismo global que, precisamente por permitir realizar cualquier tipo de atentado en puntos muy dispersos del planeta, incrementa el valor de esas células durmientes. Además, su interceptación es muy complicada.

No tienen que solicitar permiso a ningún superior
El alto grado de autonomía del que gozan las células para llevar a cabo acciones es uno de los distintivos de Al Qaeda. Frente a otras organizaciones terroristas tradicionales, no se pierde tiempo en la comunicación de los atentados, a la vez que tampoco resulta indispensable contar con el visto bueno de los mandos superiores. Esto permite que la información se trate con mayor celeridad.

Tienen vídeos y guías en Internet para fabricar bombas
Instrucción especializada en guerra de guerrillas, manejo de armas, fabricación de explosivos, técnicas de inteligencia y adiestramiento para la realización de atentados terroristas. Esto es lo que pretende Al Qaeda para sus fieles, según recoge el experto en terrorismo Javier Jordán en su libro Profetas del miedo. Se trata de una instrucción que en un principio provenía de “las experiencias de la guerra de Afganistán contra la URSS, de manuales del ejército norteamericano y británico, y de la cooperación con otros grupos terroristas”, pero ahora ya se cuenta con manuales a los que se accede por internet, CDs y hasta vídeos.

Lunes, 22 de marzo de 2004

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