El recuerdo de Sefarad
Oh Sefarad, Sefarad”. Con esta frase arranca una canción de un musical, lamentando la pérdida de la que fue la tierra más poblada de judíos de toda Europa, y que de no haberles expulsado en 1492 por culpa del fanatismo religioso, quizás sería una nación más rica, culta y poderosa. Pero los Reyes Católicos optaron por fracasar y, como dice el propio Abraham Haim, “fracasaron en lo cultural” una vez se vaciaron las juderías o se convirtieron los que querían quedarse.
El pasado día 12 el hispanista, profesor y estudioso de la cultura sefardí (a la que pertenece) cerró su tradicional curso de verano en la Universidad de Salamanca sobre el legado judío en España y Salamanca, que tuvo judería. Poco después, Etón Teatro volvía a escenificar en el Patio de Escuelas El cielo de Zacut, un recordatorio de teatro de calle sobre el célebre astrónomo Abraham Zacut, autor de las cartas y textos astronómicos que permitieron a navegantes como Colón y Vasco de Gama.
Los centros universitarios de estudio del legado son instituciones como la Complutense de Madrid, la Universidad de Granada, en Barcelona y en la Universidad de Salamanca, con la que Haim ha colaborado durante treinta años (y volverá de nuevo en 2010). “Había tres campos importantes donde los judíos desempeñaban su potencial: en la economía, en la política, y en la creatividad cultural. El amor a la lengua hebrea”, la misma que dio lugar a numerosas obras fundamentales para todo el pueblo judío, todavía hoy en día.
En Salamanca uno de los que más sabía de la herencia cultural era Ángel Carril, que encontró la huella sefardí en la música popular, en el folclore, pero también en la poesía y en los romances castellanos que asimilaron formas literarias hebreas. También en las juderías, muchas menos de las que parece. Por ejemplo, en Salamanca, se supone que la judería empezaba al final de la calle Libreros, pero sigue sin saberse dónde estaba la sinagoga. La calle Veracruz, Primera, Horno…, eran los cuadrantes de la judería. Carril grabó discos con canciones sefardíes, “pero Salamanca fuera de la figura de la figura de Zacut no tenía unos personajes del tamaño de los judíos de Toledo o Córdoba”.
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