Los ginecólogos cada vez son más favorables al empleo de plantas medicinales para el tratamiento de enfermedades de la mujer
a lunes 26 de enero de 2004
Los ginecólogos están utilizando las plantas medicinales en la prevención y el tratamiento de las enfermedades y trastornos de la mujer, según coinciden en destacar los expertos que participan en el libro Plantas medicinales para la menopausia, coordinado por el doctor Santiago Palacios, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM); y la presidenta y vicepresidenta del Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) Concha Navarro, catedrática de Farmacología de la Universidad de Granada, y Teresa Ortega, profesora de Farmacología de la Universidad Complutense.
El libro, primero de este tipo editado en España, es una iniciativa de la AEEM y el INFITO destinada a informar a médicos y farmacéuticos sobre las propiedades de las plantas más eficaces para la sintomatología climatérica y enfermedades asociadas, como sofocos, irritabilidad, insomnio, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares, sobrepeso, piernas cansadas, envejecimiento de la piel, etc, comenta la profesora Navarro. Cada vez existen más estudios científicos sobre las plantas medicinales en ginecología y, por tanto, su aceptación es mayor.
Se calcula que la mayoría de los ginecólogos ha prescrito alguna vez plantas medicinales y un 30 por ciento las recomienda habitualmente. Como resultado de ello, las cifras de dispensación en farmacia de las plantas más utilizadas en los trastornos de la mujer, la soja (para la menopausia) y la onagra (para el dolor premenstrual y la piel), que se han multiplicado en los últimos años. Así, los fármacos basados en isoflavonas de soja han pasado de 1,2 millones de unidades en 2002 a 1,7 en 2003, lo que representa un incremento del 29 por ciento en un solo año. En cuanto a la onagra, ésta ha experimentado un aumento del 31 por ciento en las dispensaciones farmacéuticas, hasta alcanzar las 229.000 unidades en 2003.
El aceite de onagra, extraído de sus semillas, se utiliza habitualmente para el síndrome premenstrual, especialmente en el dolor de mama (mastalgia), debido a que contiene ácidos grasos esenciales, como el cis-gamma-linoléico. Se ha observado que en ese periodo las mujeres presentan una deficiencia de ácido gamma-linoléico, precursor de las prostaglandinas antiinflamatorias. Esta actividad antiinflamatoria es la que también puede reducir la inflamación articular en pacientes con artritis reumatoide.
Estos ácidos grasos son importantes para la salud pues ayudan a constituir las membranas celulares y los mediadores celulares. Puesto que el organismo no es capaz de sintetizarlos y su carencia puede originar distintas enfermedades (alteraciones cutáneas, hipertensión, etc.) deben ser administrados a través de la dieta o mediante la utilización de medicamentos, como los elaborados con aceite de onagra, asegura. Por esa razón, también se emplea para prevenir el envejecimiento de la piel, tanto en administración oral como dérmica.
Otras plantas que se mencionan en el libro para las alteraciones propias de la menopausia son el gugulón (ateriosclerosis), hamamelis (circulación periférica), vid roja (piernas cansadas), amapola de California (sedante), harpagofito (dolores osteomusculares), té verde (sobrepeso), hipérico (depresión leve), entre otras.
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