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Pan menos salado y más saludable

Pan menos salado y más saludable

Aunque sea imperceptible, el pan que comemos tiene menos sal que hace un año, exactamente una décima de gramo menos, y dentro de dos años tendrá otras dos décimas de gramo menos, una disminución que hace más saludable este alimento milenario que trata de quitarse el sambenito de que engorda.

En febrero del año pasado los fabricantes de pan y el Ministerio de Sanidad llegaron a un acuerdo enmarcado en la estrategia NAOS para reducir la obesidad con el objeto de reducir la cantidad de sal en el pan desde 2,1 gramos por kilo de harina en 2005 a 1,8 en 2008.

Los panaderos han cumplido lo acordado y han ido reduciendo la cantidad de sal paulatinamente para que el consumidor no lo note, aseguró a Efe el secretario general de la Confederación Española de Organizaciones de Panadería (CEOPAN), José María del Vallado.

Los consumidores prácticamente no se dan cuenta, pero dentro de dos años estarán comiendo un pan más saludable, señaló el secretario general de CEOPAN, una organización que lleva años luchando por la difusión de un alimento que acompaña al hombre desde el Neolítico.

Esta es también la misión del Comité Científico del Pan creado por la interprofesional de la cadena trigo-harina-pan en colaboración con el Ministerio de Agricultura.

Este comité quiere convertirse en un referente para difundir las virtudes nutricionales del pan al que se han unido expertos de la Universidad de Granada, la Universidad Complutense, la Fundación Dieta Mediterránea, el Instituto Carlos III y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CESIC) para elevar la ingesta de este producto.

Y es que el descenso de consumo de pan en España es brutal, en palabras de del Vallado.

Mientras en los años sesenta la ingesta se situaba en torno a 134 kilos de pan por persona y año, en la actualidad no superan los 55 kilos.

A juicio de del Vallado, los 134 kilos de los años 60 son una barbaridad que responde a la situación económica del momento como todavía ocurre en algunos países del Este de Europa.

Pero en España hemos ido a la ley del péndulo y actualmente estamos en una de las ingestas más bajas de Europa, por debajo de Alemania o Francia donde se consumen unos 80 kilos por persona y año, la cantidad recomendada por la OMS, agrega.

Por ello del Vallado considera que son los propios médicos los que deben explicar las cualidades nutritivas del pan y, sobre todo, rebatir la creencia que consideran la gran causante del divorcio entre los españoles y el pan.

En este sentido, una reciente investigación del Comité Científico del Pan puso de relieve que una disminución del consumo de pan desequilibra el perfil calórico y lipídico de la dieta, sobre todo, entre los niños que consumen menos de cuatro raciones diarias del grupo de los cereales.

El pan no contiene ningún nutriente cuyo consumo excesivo se asocie con un mayor riesgo en el desarrollo de la obesidad, según este estudio, que reflejó que los niños españoles toman menos hidratos de carbono que los países del entorno europeo.

Poco a poco, comienza a calar el mensaje de que el pan no engorda y prueba de ello son los seguidores de la denominada dieta del bocadillo que aseguran una reducción de solo dos kilos al mes pero que no se recuperan.

Los promotores de esta dieta abogan por la reducción de la ingesta de grasas y permiten los bocadillos, la pasta o el arroz.

La clave del éxito, según una seguidora que perdió 8 kilos con este sistema, es que no supone un periodo de tortura casi incompatible con una mínima vida social como ocurre con otras dietas drásticas, sino que se ajusta a los gustos de cada uno y puede mantenerse en el tiempo.
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