Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han determinado que la depresión y el dolor son dos factores que se pueden asociar al cansancio en aquellas mujeres que han superado un cáncer de mama, un hallazgo que puede ser clave para mejorar su calidad de vida y su rehabilitación.
Actualmente, más de un 83% de la población afectada en España por estos tumores sobreviven cinco años después del diagnóstico y, de estas mujeres, alrededor de un 66% sufre fatiga tras el tratamiento
Los resultados indican que las pacientes más afectadas por el cansancio tras el tratamiento sufrieron al mismo tiempo episodios de depresión
En estudios anteriores ya se había observado la presencia de trastornos relacionados con la autoestima o la imagen corporal tras el proceso oncológico
Actualmente, más de un 83% de la población afectada en España por estos tumores sobreviven cinco años después del diagnóstico y, de estas mujeres, alrededor de un 66% sufre fatiga tras el tratamiento, causado directamente por la enfermedad, por el deterioro físico o por la terapia recibida.
«La fatiga asociada al cáncer es el síntoma que más limita la calidad de vida y más se presenta en pacientes que sobreviven a distintos procesos oncológicos», explica al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) el investigador Manuel Arroyo, autor principal de este estudio.
Por ello, Arroyo y su equipo indagaron hasta conocer los factores relacionados con la fatiga que pueden paliarse para así optimizar la rehabilitación de los supervivientes.
Tras realizar un seguimiento a 59 pacientes tratadas de cáncer de mama durante su primer año después de superar clínicamente la enfermedad, se evaluó su estado psicológico, su condición física y diferentes aspectos ligados al cuadro médico típico tras un proceso oncológico (cansancio, dolor, restricción de la movilidad, depresión, etcétera).
Así, los resultados indican que las pacientes más afectadas por el cansancio tras el tratamiento sufrieron al mismo tiempo episodios de depresión y deterioro de su imagen corporal, procesos dolorosos en la región cervical y del hombro, y falta de movilidad en el brazo, posiblemente relacionada con la intervención quirúrgica.
En estudios anteriores ya se había observado la presencia de trastornos relacionados con la autoestima o la imagen corporal tras el proceso oncológico.
Pero, por primera vez, este equipo de investigadores ha relacionado la hipersensibilidad sensorial, los impedimentos de movilidad y determinadas condiciones psicológicas con la fatiga observada tras la cura del cáncer.