La creación de un protocolo regional de investigación del feminicidio, que guíe procesos como la búsqueda y sustanciación de pruebas, centró en Panamá una reunión de expertos iberoamericanos preocupados por el «alarmante» auge de la violencia de género y la impunidad que la rodea.
La proliferación en los últimos 20 años de los feminicidios ha puesto a Latinoamérica a la vanguardia en la elaboración de respuestas legales, judiciales y políticas al problema, pero los errores en las investigaciones muchas veces impiden a los tribunales hacer justicia.
En ello coincidieron juristas, policías y peritos de México, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Chile, Perú y España, que hoy concluyeron un taller sobre «Acceso a la justicia para las mujeres: investigación efectiva del feminicidio en América Latina», organizado por la Oficina para Centroamérica del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, con el apoyo de ONU Mujeres.
«No basta la norma, hay que brindar herramientas a quienes tienen la responsabilidad de investigar para que logren una evidencia sólida, sustenten ante los tribunales los casos y se llegue a la sanción de los responsables y la reparación de la víctima», dijo a Efe Carmen Rosa Villa, responsable de la Oficina en América Central del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
En Latinoamérica varios países cuentan con protocolos de investigación de crímenes contra las mujeres, entre ellos Chile, México y El Salvador, nación ésta donde el instrumento fue lanzado hace unas dos semanas con el apoyo de la oficina regional del Alto Comisionado.
El protocolo salvadoreño incluye guías sobre las actuaciones en el lugar de los hechos y sobre los objetos incautados, la autopsia, técnicas para establecer un perfil de personalidad de la víctima y el victimario, y una manual de consulta de especialidades científicas complementarias, entre otros elementos.
El taller en Panamá se hizo con la idea de «ir sentado las bases para poder contar en el futuro con un protocolo de actuación en la investigación del feminicidio a nivel regional, teniendo en cuenta las particularidades de cada país», sostuvo la funcionaria de la ONU.
La necesidad de ese instrumento nace en el contexto de «un incremento alarmante desde inicios de la década de 1990 del número de asesinatos de mujeres» en la región, donde «la más alta tasa de homicidios» se registra en el Triángulo Norte centroamericano, conformado por Honduras, Guatemala y El Salvador, explicó Villa.
Datos de la ONU indican que en 2004 en Guatemala los asesinatos de mujeres aumentaron un 141 % frente a un 68 % de hombres; en El Salvador, en 2006, un 111 % frente a un 40 %, y en Honduras, en 2007, los casos subieron un 166 % ante un 40 % en el caso de los hombres.
El feminicidio, aclaró Villa, es la expresión más violenta de la discriminación contra la mujer y la desigualdad de género, que tienen sus raíces en factores culturales y en la impunidad, que se agrava por «la falta de voluntad de los Estados» para prevenir y castigar esos delitos.
Sin embargo, la falta de respuesta del aparato judicial también es achacable a una serie de obstáculos como «la inexistencia de una participación efectiva y oportuna de la Policía, y de una formación en el Ministerio Público para colectar la evidencia que permita presentar ante los tribunales un caso sólido», añadió.
El forense español Miguel Llorente Acosta resaltó los beneficios de un «protocolo marco» regional que, aclaró, no entraría en asuntos de «regulación» legal sino que serviría «para facilitar la investigación que luego será juzgada atendiendo a cada legislatura».
Ese protocolo común ayudará a «identificar el problema» de la violencia contra la mujer, que «sigue estando muy disperso en diferentes contextos como son la discriminación, el alcohol, los problemas sicológicos», explicó el profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada.
«Y cuando todo eso se vea que forma parte de una misma realidad (violencia de género) pero con diferentes manifestaciones, también facilitaremos que la respuesta (judicial) sea más común y que incluso se planteen reformas legales» en favor de las mujeres, dijo.
En ese sentido, el forense español destacó que el feminicidio tiene una raíz «cultural histórica» que se mantiene y hace que se vea como una «cosa normal».
«Si el problema está en la cultura, la solución está en la sociedad», aseveró Llorente Acosta, quien destacó el papel fundamental de los medios de comunicación para cambiar esa percepción de «cosa normal» que la mayoría tiene de la violencia de género.
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