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La contaminación llega hasta el vientre materno

Los contaminantes del ambiente no sólo dañan los pulmones, alteran las defensas inmunológicas y elevan el riesgo cardiovascular de quienes viven en contacto habitual con la polución, como vienen demostrando numerosos estudios científicos, sino que además afectan a las personas cuando incluso no han venido al mundo: dentro del vientre de su madre.

Las mujeres gestantes que viven en urbes de grandes dimensiones tienen más posibilidades de tener un niño de mayor talla y peso que las embarazadas que habitan en el medio rural, posiblemente debido a su mayor exposición a los denominados «xenoestrógenos», una variedad de contaminantes del medio ambiente que se comportan como hormonas.

Son las conclusiones de una investigación de la Universidad de Granada, UGR, que ha relacionado por primera vez la presencia de estrógenos en la placenta con un mayor peso del niño al nacer.

La placenta es órgano efímero pero fundamental en el embarazo, ya que constituye la conexión vital del bebé con su madre. Su nombre proveniente del latín significa «torta plana», en alusión a su apariencia en las mujeres y su principal misión es transmitir los nutrientes y el oxígeno al bebé, a través del flujo sanguíneo.

Otra función placentaria es la producción de las hormonas relacionadas con el embarazo, como la gonadotropina coriónica, que permite que la gestación siga su curso, los estrógenos, que juegan un papel muy importante en la implantación del embrión y el desarrollo de las mamas, y el lactógeno, que controla el metabolismo materno y estimula el crecimiento del bebé.

Los científicos de la UGR analizaron las características de dos grupos de embarazadas y de sus hijos al nacer, residentes respectivamente en el área rural de Granada y en el área urbana de Madrid, con características biológicas, demográficas y socio-económicas específicas.

AIRE CONTAMINADO, BEBES EN RIESGO

Comprobaron que el conjunto de «xenoestrógenos» (carga estrogénica) acumulados en el tejido placentario, pueden tener un papel en el desarrollo embrionario-fetal y en los recién nacidos.

«El censo de sustancias químicas de síntesis disponibles supera las 100.000, lo que favorece la acción combinada de varios de ellos, con un resultado final impredecible», explica la investigadora Remedios Prada Marcos, del departamento de Radiología y Medicina Física de la UGR.

Según Prada, principal autora del estudio, «de este modo, las concentraciones consideradas en el modelo toxicológico clásico como insignificantes podrían tener en forma combinada un efecto acumulativo significativo», en la placenta y el futuro bebé.

Además, la exposición de una futura madre a los contaminantes en su lugar de trabajo durante la gestación puede aumentar las posibilidades de que su hijo desarrolle asma cuando crezca, de acuerdo a otro trabajo de la Escuela de Salud Pública de Dinamarca, dirigido por la doctora Berit Christensen.

Los investigadores revisaron los datos sobre 45.658 niños de 7 años de edad y de sus madres, encontrando que el 18,6 por ciento de los hijos de mujeres expuestas a partículas de bajo peso molecular en el ámbito laboral durante la gestación desarrollaron asma, comparado con el 16,1 por ciento de la población femenina general.

Por otra parte, la contaminación atmosférica proveniente del tráfico automotor podría poner a las mujeres embarazadas en un mayor riesgo de sufrir un parto prematuro, según un estudio estadounidense reciente.

Los investigadores de la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), dirigidos por la doctora Beate Ritz, estudiaron más de 100.000 nacimientos en mujeres de California que vivían dentro de una distancia de ocho kilómetros alrededor de una estación de monitorización de la calidad del aire, durante un lapso de veintidós meses a partir de junio de 2004.

Comprobaron que la exposición a los hidrocarburos aromáticos policíclicos se asoció con un riesgo hasta 30 por ciento más alto de parto prematuro, la exposición a partículas finas de nitrato de amonio se asoció con un aumento de 21 por ciento en el riesgo de prematuridad, y la exposición al benceno y las partículas finas del diesel se asoció con un diez por ciento de aumento del riesgo.

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