Este investigador, que también alude a cánceres de vejiga y pulmón debido a la exposición química en provincias como Huelva, Cádiz, Sevilla o Almería, resalta así la importancia de la localización geográfica para dilucidar el tipo de cáncer que puede predominar en una zona. Así, y a modo de ejemplo, sostiene que el de mama suele darse con más frecuencia «en las grandes ciudades al estar relacionado con la calidad de vida», según sostiene en un comunicado, remitido por la Fundación Descubre.
Olea también destaca entre los factores de riesgo más importantes para desarrollar enfermedades el momento de la exposición a ciertos productos químicos, lo que se denomina ‘The windows of exposure’ o las ventanas de exposición.
Según los estudios realizados por su grupo de trabajo, estos investigadores sospechan que las exposiciones del embrión y feto durante el embarazo y primera infancia son especialmente peligrosas, ya que, «las exposiciones tempranas en momentos críticos son las más importantes, mientras que las tardías no son tan definitivas».
Así, apunta a que la ventana de exposición temprana, desde prácticamente la concepción de una vida hasta la primera infancia, aumenta el riesgo de enfermedad, aunque ésta «aparece cuando tiene que aparecer», matiza.
Así, el radiólogo pone como ejemplo la hambruna que se produjo en Dinamarca durante la II Guerra Mundial, cuando los supervivientes perdieron un tercio de su peso durante 12 ó 14 meses. «Nacieron en un estado carencial grande y, por lo que se ha podido comprobar, los efectos del hambre y la pobreza alimentaria han tenido impacto en su salud y, aunque posteriormente en los años 50 recuperaran un nivel aceptable de nutrición, se sabe que hay momentos que condicionan para siempre tus riesgos de enfermedad», explica Olea.
Este especialista también señala otra experiencia como Hiroshima y Nagasaki, «donde las chicas que se expusieron a la radiación ionizante con 11 años sufrieron un aumento exponencial del cáncer de mama a los 50, mientras que las exposiciones tardías no fueron tan definitivas».
De otro lado, el investigador de la UGR ha hecho especial hincapié en la necesidad de instaurar en España una mayor cultura de prevención, sobre todo en el ámbito sanitario. Olea critica que la prevención en la medicina es «anecdótica» y que con la crisis, «como somos pobres, hay una mayor permisividad que permite hacerlo todo».
«Sólo cuando el Estado se lo cree, hace cosas beneficiosas para todos», sentencia. Así, pone como ejemplo la campaña contra el tabaquismo o las acciones para la desaparición de las gasolinas con plomo. En el estudio de plomo en placenta que hizo su equipo de investigación descubrió que en 2001, el 30 por ciento de las placentas estudiadas en mujeres contenían plomo mientras que, tras prohibirlo en las gasolinas, en 2007 este porcentaje disminuyó hasta un 1 por ciento.
«El efecto de la prohibición de gasolinas de plomo ha hecho que este elemento químico en los niños sea casi no detectable», ha apostillado.
Olea, además, ha criticado la moda que domina la enseñanza y práctica médica hoy en día. «La medicina que se enseña y se practica es diagnóstica y terapéutica, porque parece que es más científica, más moderna, más acorde con el desarrollo de la técnica». Según el investigador, «la medicina diagnóstica cuenta con grandes máquinas y la terapéutica igual, grandes productos, avances tecnológicos que son muy bien recibidos por la población».
«Ya lo dicen en la televisión: ‘sigue consumiendo modernidad’, que todos nuestros problemas y enfermedades provocadas por el desarrollo las solucionaremos con más desarrollo, con más tecnología: una máquina que te detecta el cáncer, otra te irradia selectivamente…’, una solución para cada cosa», ha indicado Olea, al tiempo que aboga por «reeducar» e «informar» a los ciudadanos, así como impulsar la medicina de prevención.
El equipo de investigadores liderado por Olea está trabajando actualmente en enfermedades endocrinas hormonodependientes como el cáncer tiroides, mama, próstata, testículo, el neurodesarrollo y la incidencia de los factores ambientales en los casos de diabetes. Según señala el médico, estas enfermedades están registrando un aumento «epidémico» entre la población y «como no podemos controlar nuestra susceptibilidad individual ni nuestros genes, preferimos actuar sobre nuestro medioambiente, que es lo que podemos modificar y nos permite anticiparnos a la enfermedad».
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