PROPUESTAS EN VERDE.
Alumnos de arquitectura aportan sus ideas para preservar diez espacios naturales. Las conclusiones de este taller, que finaliza hoy, se trasladarán al equipo redactor del Plan.
«ES un recinto cerrado y un ecosistema que tiene fecha de caducidad, al no estar relacionado con otros espacios naturales». Con estas palabras, define Ana Vida, estudiante de cuarto curso de Arquitectura en la Universidad de Granada, el estado actual del cordón dunar de Artola, declarado monumento natural por su innegable valor medioambiental. Esta joven forma parte de los 70 universitarios que han participado esta semana en un taller monográfico de proyectos, llamado Workshop Marbella y que concluye hoy, para recuperar diez espacios naturales de la ciudad.
Las propuestas del grupo de trabajo de Ana, fruto de un intenso debate interno durante cinco jornadas y de las aportaciones de biológos, geógrafos y ecologistas, se trasladarán al equipo redactor del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Marbella. Esa es la intención de la gestora del Ayuntamiento de Marbella, organizadora del evento junto a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Granada, el Colegio de Arquitectos de Málaga y la Fundación Rizoma.
Propuestas
En el caso de las dunas de Artola, estos futuros arquitectos sugieren conectar este sistema dunar con el alcornocal de Elviria, cuya superficie arrancaba en un principio a pie de playa, mediante los dos ríos que lo rodean. Para ello, el equipo de Ana Vida plantea la recuperación de las riberas de ambos ríos y la creación de unas conexiones mediante pasarelas; un planteamiento que coincide con el del borrador del avance del Plan General. Es su propuesta más en verde.
En el otro extremo, más acorde con el desarrollo urbanístico siempre que sea respetuoso con el entorno, abogan por intentar estratificar y liberar el espacio en planta «usando construcciones torres», que según explica esta universitaria, «tienen la misma densidad, pero concentrada en distintas zonas». Este es sólo un ejemplo de las aportaciones de uno de los diez grupos de trabajo creados entre alumnos de la asignatura optativa Monográficos de proyectos, que oferta la Escuela de Arquitectura de Granada. Además de las dunas de Artola, se han analizado los cordones dunares de Bahía Marbella y de la Ciudad Sindical, el alcornocal de Elviria, los cauces de Río Verde y Río Guadalpín, el pinar de Nagüeles y los humedales de El Ángel y Las Medranas, así como el Lago de Las Tortugas. Para desarrollar su trabajo, han realizado visitas a cada enclave y además se han documentado sobre la biodiversidad existente, la flora y fauna, la evolución que ha sufrido el ecosistema, las tipologías edificatorias o los usos y actividades actuales, entre otros aspectos.
Aislamiento
A raíz de este trabajo, han constatado, según Romero, que los espacios naturales de la ciudad «están completamente aislados y empiezan a morirse», al tiempo que también alertó de «su desaparición por desconocimiento» de la ciudadanía. En este sentido, apunta: «Lo natural es una red que produce biodiversidad. Se trata de reconstruir dicha red y entender cada espacio concreto, ver cómo era antes y reconstruirlo».
Este aislamiento también lo padece el alcornocal de Elviria. Así lo apunta Manuel Ruiz, estudiante de quinto de arquitectura. «Está conservado y sin demasiada intervención; pero si paseas por allí, está todo vallado. Son zonas privadas», sentencia este joven. Su grupo plantea por un lado, actividades alternativas como circuitos de mountain-bike y senderismo, que no alterarían el espacio natural y lo conectarían con las dunas de la Ciudad Sindical, y por otro, una arquitectura efímera y respetuosa con el entorno.
Descargar