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Las excavaciones sacan a la luz un poblado de la Edad de Bronce junto al dolmen de Menga

CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Las excavaciones sacan a la luz un poblado de la Edad de Bronce junto al dolmen de Menga
Los arqueólogos estudian la posibilidad de que el asentamiento fuese abandonado después de que sus habitantes construyeran el sepulcro megalítico
CARMEN MARTÍN/ANTEQUERA

POBLADO. Se ha localizado entre los dólmenes de Menga y Viera. / C. MARTÍN

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EL POBLADO
Localización: Entre los dólmenes de Menga y Viera, en Antequera, mientras los arqueólogos excavaban la zona para saber si los sepulcros están superpuestos y comprobar cuál es más antiguo.

Hallazgos: Se han encontrado dos fosas en el suelo con útiles domésticos como un molino de mano, cerámicas de cocina, restos de carbón e incluso una semilla carbonizada.

Datación: Los expertos consideran que el poblado es de la Edad de Bronce, coetáneo e incluso previo a la construcción del dolmen de Menga.

El pozo, al descubierto
Los arqueólogos se han pasado la vida buscándolo, pero nunca lo hallaron. Muchos pensaron y teorizaron sobre la posibilidad de que los constructores del sepulcro megalítico de Menga tuviesen su asentamiento en el cercano cerro de Marimacho, aún virgen a las excavaciones de los expertos. Pero ahora esas hipótesis se convierten en débiles y se tambalean.

No es para menos, el equipo que dirige el profesor de la Universidad de Granada Francisco Carrión ha hallado restos de lo que fue un poblado de la Edad de Bronce coetáneo o incluso previo a la construcción del dolmen de Menga. La hipótesis con la que el arqueólogo trabaja ahora es que posiblemente el asentamiento fuese abandonado después de que sus habitantes construyeran Menga piedra a piedra. Los restos -cerámicas de cocina, molinos de mano, restos de carbón e incluso una semilla carbonizada- han sido localizados de forma casual mientras se realizaba una de las cuatro excavaciones previstas para este verano e iniciadas el pasado mes de agosto. Concretamente, en la realizada entre los dólmenes de Menga y Viera para saber si hay superposición entre los dos túmulos y comprobar con ello cuál es el más antiguo.

En esa excavación ha salido a la luz lo que, según Carrión, los arqueólogos llaman «dos estructuras negativas»; es decir, pequeñas fosas en el terreno en las que se han encontrado restos como el molino de mano o la semilla, que llevan a los expertos a pensar que el lugar tuvo un uso doméstico en la Edad de Bronce.

Nueva hipótesis

Pero después del gran hallazgo en el conjunto dolménico que dirige Bartolomé Ruiz surgen nuevas preguntas de difíciles respuestas: ¿Fue el poblado de Menga anterior al del cerro de Marimacho? ¿Lo abandonaron cuando construyeron los dólmenes y dieron al lugar un matiz sagrado?

Carrión considera que la clave sería trabajar también Marimacho, ya que cuando se construyó la circunvalación de Antequera se hicieron excavaciones de urgencia en el cerro en las que se localizaron restos muy semejantes a los localizados hace unos días en Menga. Pero mientras el día en el que el cerro de Marimacho se pueda excavar llega, el equipo trata de averiguar si se puede hacer la prueba del carbono 14 a los restos hallados cerca de Menga y contraponerlos con los encontrados en la puerta del dolmen hace unos meses para ver si son coetáneos.

Además, el equipo también excava la parte posterior de Menga, donde fueron localizadas ciertas anomalías en la estructura que indicaban la posibilidad de que allí mismo estuviese la cantera que usaron los constructores del sepulcro. La próxima semana podrían llegar a la base del suelo y descubrir sobre el terreno lo que hoy es un secreto de piedra.
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