La diarrea del viajero afecta al 85% de los que viajan a zonas tropicales
Los expertos recuerdan en los cursos de verano de la UMA en Vélez que la mayoría de estas dolencias gastrointestinales se resuelven de manera natural
25.07.2008 – AGUSTÍN PELÁEZ
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ANÁLISIS. Evelio Perea habló ayer sobre las enfermedades de transmisión sexual. / EVA GUZMÁNLos números son contundentes. Se calcula que entre el 70 y el 85% de las personas que hacen turismo a zonas tropicales y subtropicales se ven afectadas por la diarrea del viajero. Este alto porcentaje convierte a esta afección en la enfermedad más frecuente relacionada con el turismo. Otro dato no menos llamativo al hablar de enfermedades y patologías relacionadas con el turismo, tema que se analizó ayer en profundidad dentro del curso de la UMA Turismo, Salud y Enfermedad, que dirige Carmen Maroto, es que el riesgo de enfermedades de transmisión sexual (ETS) puede existir en cualquier viaje, salvo que se vaya con una actitud cultural o familiar.
El catedrático de Microbiología de la Universidad de Granada, Gonzalo Piédrola de Angulo, explicó por su parte que las diarreas se producen al ingerir las microbiotas o bacterias de la zona a la que se viaja. La mayoría de los casos son diarreas autolimitantes, es decir, que en el plazo de 24 o 48 horas desaparecen solas, aunque también las hay que causan cuadros más importantes al volver al país de origen. «Ante toda diarrea que aparezca después de que el viajero haya regresado conviene ir al médico o especialista en medicina del viajero porque puede tratarse de un problema crónico», dijo.
Consejos básicos
Sobre cómo evitar la enfermedad, Piédrola, que es doctor Honoris Causa por la Universidad de Málaga, aconsejó extremar el cuidado con los sitios donde comer y con la comida que se ingiere.
Por su parte, el Catedrático de Microbilogía de la Universidad de Sevilla, Evelio Perea Pérez, explicó que las ETS y el turismo ha existido desde hace muchísimo tiempo. «Está la persona que sale de viaje, deja su entorno familiar y social habitual, se encuentra más desinhibida y encuentra la oportunidad de practicar sexo. También están las personas de un mismo país que se van a otro entorno y lógicamente se facilitan los contactos entre ellas, y un tercer tipo de viajero que va a países pobres, donde suelen ser endémicas las ETS, a tener sexo», señaló el especialista.
El problema radica, según Perea, en que «no se puede identificar a una persona que padezca una ETS, porque la mayoría no tienen una manifestación clínica ni cutánea que permita saber si una persona está infectada, así que todo contacto a priori puede ser un factor de riesgo peligroso».
El catedrático dijo que las medidas de protección de profilaxis y de barrera hay que usarlas, pero sin olvidar que el preservativo «sólo previene la transmisión estrictamente en el área genital».