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«He cerrado mi mundo poético, quizás empiece a escribir cuentos»

«He cerrado mi mundo poético, quizás empiece a escribir cuentos»

Luis García Montero cumplió 50 años el pasado 4 de diciembre. Su medio siglo coincidió con la publicación de su último libro de poesía, \’Vista cansada\’, con y una agria polémica con un compañero de la Universidad de Granada, José Antonio Fortes, derivada a los tribunales, que condenaron al poeta por injurias. García Montero decidió no recurrir la sentencia y abandonar su puesto de catedrático de Literatura en la citada universidad al final de curso. Una decisión drástica tras 27 años en las aulas que coincide con un replanteamiento personal del escritor. Desea aparcar la poesía y probar suerte en la narrativa de ficción.

Tantos años dando clase, ¿cómo ve a los jóvenes de ayer y hoy?
Encuentro muchas diferencias entre la España en la que yo fui joven y la actual. Hablamos de la transición como del cambio político, pero se nos olvida que lo que verdaderamente fue importante fue el cambio antropológico, cuando los hábitos de vida pasaron de ser los de un país pobre a los de un país instalado en el bienestar. Hoy hay unos valores que tienen que ver con el consumismo, con el individualismo posesivo, a veces con la prepotencia del lujo…
Acaba de cumplir 50 años, esa edad que algunos ven tan crítica…
Me preparé para esos 50 años con \’Vista cansada\’. Un título que habla de la factura del tiempo, pero también de una apuesta optimista, porque quien reconoce que tiene la vista cansada y va al médico para ponerse gafas es para mantener los ojos abiertos. Haría el ridículo si no aceptase que uno va cumpliendo años, pero eso no significa renunciar, sino ponerse unas gafas para ver el mundo con claridad.
Sus 50 años y esa reflexión coinciden con su decisión de abandonar las clases y no recurrir la sentencia. ¿Afecta la edad en dicha decisión?
Yo creo que sí afecta en el sentido en el que al tener cierta edad, ayuda a tomar decisiones con seguridad, la madurez sirve para saber lo que es verdaderamente importante y lo que no. Hace veinte años hubiera adoptado otra actitud, pero la verdad es que ahora, tras muchos años de clase, creo que no pinto nada, ni me apetece compartir pasillo o reuniones con gente que lleva su dogmatismo al extremo de explicar que García Lorca era fascista, o que Pérez de Ayala colaboraba con los nazis o que yo provoqué el suicidio de un amigo por haberme vendido al capitalismo. Si hay gente que considera que eso es normal, yo prefiero cambiar de sitio.
¿Se ha visto suficientemente apoyado por la institución universitaria?
Me he llevado algunas sorpresas de razonamiento. Por ejemplo, hay quien lo ha visto como si se tratase de un problema privado o una disputa académica, y no es eso, es un escándalo público que en una universidad pública, con alumnos europeos del Erasmus, se explique que Lorca era fascista. También hubo gente de la Universidad que cuando llamé «perturbado» a este profesor en un artículo, dijo que no debía haber sacado a la prensa el tema. Esa mediocridad, ese secretismo endogámico, sí me ha desorientado, pero la verdad es que ha habido un apoyo muy alto de compañeros profesores y alumnos.
Supongo que trabajo no le va a faltar. ¿Ha recibido alguna oferta?
Sí, pero no quiero yo cambiar la Universidad de Granada por otra. Prefiero intentar ganarme la vida como escritor, lo que sí he aceptado son cursos de verano en otras universidades.
Sin repetirse
¿Nunca le ha tentado la narrativa de ficción?
Soy muy miedoso, porque sé bien que la narrativa tiene unos códigos distintos a los de la poesía. Pero la verdad es que cada vez me tienta más. Hay ya cosas que quiero contar y que hacerlo en poesía sería repetitivo. Después de \’Vista cansada\’ me di cuenta que había cerrado mi mundo poético, quizás la narrativa, el cuento, el relato, me permitan escribir sobre los temas de siempre sin repetirme.
Realmente, es una nueva etapa.
Hay que tomarse las cosas con optimismo. Decía Ángel González que hay que asumir la derrota para no darse por vencido. En ese sentido, estoy intentando un nuevo camino.
¿Va a dar carpetazo a la poesía?
Cuando uno escribe siempre tiene la amenaza de la repetición y de la traición. Si uno por no repetirse se traiciona y habla de cosas que no son tuyas, tampoco estás contento. Después de \’Vista cansada\’ tengo la sensación de haber cerrado un ciclo y estoy, como en el poema de Antonio Machado, en la barca esperando que suba la marea.
¿Hay algún borrador de narrativa?
Trabajo en una biografía de Ángel González. Después de su muerte me costó trabajo seguir, pero ahora lo he retomado y estoy escribiendo todos esos recuerdos de su vida que él me contó.
¿Cómo es la relación de trabajo con Almudena Grandes, su esposa ?
Almudena es mi primera lectora o yo lo soy de sus novelas. Como hay una complicidad absoluta no hay enfados si lo que nos decimos no nos gusta. Para mí es una suerte dedicarme a la poesía porque así no he tenido que competir con ella (risas). Muchos amigos preguntan si no me entran celos por el éxito de Almudena. A mí me resultaría muy difícil convivir con un escritor \’best seller\’ del que no respetara su trabajo, y eso no ocurre con Almudena, porque admiro mucho su trabajo. Para mí convivir con ella es todo un lujo.
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