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El canibalismo de las serpientes de cascabel permite a las hembras recuperarse tras el parto

El canibalismo de las serpientes de cascabel permite a las hembras recuperarse tras el parto

Investigadores españoles, americanos y mexicanos han presentado la primera descripción cuantitativa del canibalismo de las hembras de serpiente de cascabel ( Crotalus polystictus ) con el seguimiento de 190 reptiles. El estudio permite aclarar que estos animales ingieren de media el 11% de la masa postparto (sobre todo, huevos y crí­as muertas) para recobrar energí­as para la próxima reproducción.

La ausencia de información sobre el canibalismo de las serpientes de cascabel ( Crotalus polystictus ) llevó a los investigadores a comenzar un estudio en 2004 y a continuarlo durante tres años en el centro de México, donde esta especie es endémica. Cuantificaron «el comportamiento caní­bal» de 190 hembras que tuvieron 239 camadas, y determinaron que este fenómeno se justifica «porque la madre se recupera y recobra fuerzas».

«Una hembra de serpiente de cascabel caní­bal puede recuperar la energí­a perdida para la reproducción sin tener que buscar alimento, una actividad peligrosa que requiere tiempo y gasta muchas energí­as», señalan a SINC Estrella Mociño y Kirk Setser, los autores principales del trabajo e investigadores de la Universidad de Granada junto a Juan Manuel Pleguezuelos.

El estudio, publicado en el último número de la revista Animal Behaviour , demuestra que el comportamiento caní­bal de esta especie es el fruto evolutivo de su alimentación, puesto que las presas permanecen muertas un tiempo antes de ser ingeridas por la serpiente. «Los vipéridos en general pueden estar predispuestos a consumir carroña, por tanto no es tan raro que consuman elementos no viables de sus camadas después de pasar por un gasto energético tan grande como es la reproducción», destaca Mociño.

El equipo de investigación subraya que son cuatro los factores biológicos que explican este comportamiento: el dí­a del parto (las hembras que paren a finales de julio son más propensas a ser caní­bales al tener menos tiempo para alimentarse y prepararse para la siguiente reproducción), la proporción de crí­as nacidas muertas por camada, el í­ndice de inversión materna (cuanto mayor sea la camada mayor probabilidad de tener elementos no viables y ser caní­bal), y el estrés por estar en cautividad (los investigadores mantuvieron a las hembras una media de 21 dí­as).

El 68% de las hembras ingirieron parte o todas sus crí­as muertas. El 83% de éstas las consumieron todas y no esperaron mucho tiempo en hacerlo (unas 16 horas), aunque algunas las comieron «inmediatamente después de dar a luz», añade Mociño. El resto (40%) de las hembras «no presentaron canibalismo».

Según los cientí­ficos, el canibalismo es «un comportamiento no aberrante y no atenta contra la progenie», ya que no es lo mismo que el parricidio o infanticio, pues no involucra elementos vivos. Sólo recupera algo de lo que la serpiente invirtió en la reproducción y se prepara para su siguiente evento reproductivo.

Las serpientes distinguen a las crí­as vivas

Los cientí­ficos comprobaron el bajo riesgo de ingerir las crí­as sanas, que en aspecto y apariencia son muy parecidas a las muertas las primeras dos horas después de salir de sus membranas. En la investigación una única hembra ingirió las crí­as vivas.

«En comparación a mamí­feros o aves, las serpientes no son tan maternales, pero el estudio muestra que también tienen comportamientos que han evolucionado y que ayudan a la hembra y sus crí­as a reproducirse y crecer con éxito», manifiestan Mociño y Setser.

Crotalus polystictus se incluye en la categorí­a de «especie amenazada», según la Norma Oficial Mexicana de protección de especies nativas de México de flora y fauna silvestres. El territorio limitado, la expansión del urbanismo y de la agricultura son sus principales amenazas.

En la actualidad, los cientí­ficos han marcado más de 2.000 individuos de esta especie cuyo tamaño medio se encuentra entre los 50 y 90 cm, y que ha mostrado caracterí­sticas de estrategias vitales diferentes a las de muchas de las serpientes de cascabel del norte de México y Estados Unidos.

Este reptil tiene tasas de reproducción más rápidas, lo que sugiere que puede estar sometida a una fuerte mortalidad extrí­nseca. Además del conocimiento cientí­fico que se aporta al canibalismo animal desde una perspectiva evolutiva, difundir estos resultados «favorecerá que los seres humanos disminuyan la agresión hacia estas serpientes», concluyen los investigadores.
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