Una montisonense lidera una expedición para reconstruir la historia de los casquetes polares
La geóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la montisonense, Carlota Escutia, lidera una investigación internacional que trata de reconstruir la historia de los casquetes polares, formados hace 34 millones de años, y valorar así su estabilidad durante episodios de elevadas temperaturas y altas concentraciones de CO2 ocurridos en el pasado. El objetivo es conocer cómo se comportaron entonces para prever su resistencia en el actual escenario de cambio climático. Para ello, los 29 científicos de 14 nacionalidades que componen la misión realizarán, hasta el próximo mes de marzo, una serie de perforaciones en pozos marinos de hasta 1.400 metros de profundidad para obtener muestras que contengan la evolución completa de los casquetes desde su origen.
En estos momentos, el equipo viaja a bordo del buque Joides Resolution, uno de los buques que conforman el Programa Internacional de Perforación Integrada del Océano (IODP, en su acrónimo inglés), un consorcio de investigación internacional dedicado al análisis de la historia de la Tierra a través del estudio de los sedimentos marinos y participado por 22 países, entre ellos España. La ruta del barco, que partía el 3 de enero de Wellington (Nueva Zelanda), se dirige hacia el territorio Wilkes, en la parte oriental de la Antártida, al sur del océano Índico. El viaje concluirá el próximo 9 de marzo en Hobart, la capital de la isla de Tasmania (Australia).
La expedición, según explica la investigadora del CSIC, en una nota, plantea trabajar sobre cinco pozos marinos con profundidades que oscilan entre los 500 y los 4.000 metros. Una vez alcanzado el suelo marino, se realizarán perforaciones de entre 200 y 1.400 metros, lo que permitiría recolectar cerca de 2.600 metros de sedimento marino. Estas muestras serán analizadas en el propio barco con el objeto de determinar sus diferentes componentes: microfósiles, partículas, campo magnético terrestre…
“El objetivo es reconstruir partes de la historia de la evolución del casquete de hielo Antártico desde su formación, hace unos 34 millones de años, hasta la actualidad. La historia de la estabilidad del casquete es de gran importancia para la sociedad, pues las variaciones en su extensión y volumen afectan no sólo al nivel del mar, sino también a la circulación oceánica y la evolución de la biosfera, entre otros aspectos”, señala Escutia, que trabaja en el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada).
Los modelos climáticos actuales apuntan a que la transición de una Tierra cálida (sin casquetes de hielo) a una Tierra fría se originó por un descenso en la concentración de CO2 en la atmósfera. “Dada la tendencia actual de incremento de gases de efecto invernadero y el correspondiente aumento de las temperaturas globales, tanto atmosféricas como marinas, estudios sobre la estabilidad de los casquetes de hielos, como éste, resultan prioritarios”, concluye.
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