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Expertos apuntan la necesidad de realizar un abordaje multifactorial en la lucha contra la obesidad infantil

Durante el transcurso del Simposio «Obesidad y Equilibrio Energético‟ celebrado en el 61 Congreso de la Asociación Española de Pediatría que se llevó a cabo la pasada semana en Granada.

– «Nuestro organismo está preparado para funcionar con una ingesta limitada de alimentos y ejercicio suficiente, y no al contrario, como sucede actualmente»

– «Las estrategias para fomentar el ocio activo deben establecerse principalmente en la escuela y la familia, las instituciones que ejercen mayor influencia sobre el niño»

– «Actualmente se conocen más de 130 genes relacionados con la obesidad»

El Simposio «Obesidad y equilibrio energético», celebrado en el marco del 61 Congreso de la Asociación Española de Pediatría, ha reunido a diferentes especialistas en nutrición y salud quienes han abordado temas como la «revención activa de la obesidad en la infancia‟, «Variantes genéticas asociadas a la obesidad y al síndrome metabólico en la infancia‟ y «Aspectos multifactoriales del problema del sobrepeso y la obesidad infantil y juvenil‟.

Los expertos reunidos en este foro monográfico sobre obesidad han destacado cómo su prevalencia se ha incrementado en nuestro país durante los últimos años, afectado a casi uno de cada tres niños y adolescentes. Durante la jornada, han profundizado también en el aumento del sedentarismo entre los más pequeños, y en las razones que han llevado al desequilibrio energético actual de los niños, que se traduce en una mayor ingesta que gasto calórico.

En este sentido, el Prof. Dr. Luis Moreno, Profesor Titular de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza, ha señalado que «el aumento de las cifras de obesidad infantil en nuestro país es paralelo al de los patrones de vida sedentaria de niños y jóvenes, en detrimento de un estilo de vida activo» y ha destacado que «esta situación es producto de profundos cambios sociales y de conducta que afectan negativamente a la actividad de los niños, como el aumento del ocio pasivo (consolas, Internet, tv, etc), la inseguridad en la calle, la disponibilidad de espacios adecuados para el deporte y actividad física, etc».

Asimismo, el Prof. Dr. Moreno ha resaltado que «la obesidad es un problema multifactorial en cuya prevención resulta fundamental mantener el equilibrio energético de nuestro organismo, preparado para funcionar con una ingesta limitada y ejercicio suficiente». No obstante, el especialista ha subrayado que «diversos estudios muestran la implicación genética en el desarrollo de la obesidad». Junto a ello, ha concluido que la evidencia científica «muestra que un nivel elevado de actividad física, particularmente la de intensidad elevada, se asocia con un menor contenido de grasa total y abdominal, en niños y adolescentes. También se ha observado que el exceso de tiempo dedicado a ver la televisión contribuye al desarrollo de obesidad a estas edades».

No existen alimentos buenos o malos sino dietas más o menos equilibradas

Según la Prof. Dra. Isabel Polanco, Catedrática de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid y Jefe del Servicio de Gastroenterología Nutrición Pediátrica del Hospital La Paz de Madrid, «para que una dieta sea equilibrada ha de ser suficiente para cubrir las exigencias del organismo, capaz de garantizar los nutrientes necesarios, y adecuada a las necesidades de cada persona».

La experta considera que «no existen alimentos buenos y malos, sino dietas más o menos adecuadas. Se debe evitar inculcar al niño estos conceptos. El causante de la obesidad exógena es el consumo de una dieta de valor calórico superior a las necesidades del niño, por lo que lo importante es mantener el equilibrio energético de nuestro organismo, preparado para funcionar con una ingesta limitada y ejercicio suficiente, y no al contrario, como acontece hoy en día».

Para esta especialista, «las estrategias de prevención de la obesidad infantil deben establecerse en la escuela y la familia, las dos instituciones que ejercen mayor influencia sobre el niño, y su interacción potenciará el éxito de las iniciativas que se lleven a cabo en este campo», que en su opinión pasan por «realizar campañas que proporcionen ideas sencillas pero claras sobre la relación entre hábitos alimentarios saludables y actividad física».

Entre las propuestas planteadas en el Simposio «besidad y Equilibrio Energético‟ para contribuir a invertir las cifras actuales de obesidad infantil figuran el fomento de actividad física, la dosificación de las nuevas tecnologías, potenciar la Educación Física en los centros escolares, y dotar a las ciudades de infraestructuras seguras para la práctica de transporte activo.

Por su parte, la Prof. Dra. Marcela González-Gross, Profesora Titular de Fisiología del Ejercicio y Nutrición Deportiva, y Directora del grupo de investigación ImFINE de la Universidad Politécnica de Madrid, ha destacado que «tanto el entorno familiar como el educativo tienen un papel fundamental para facilitar el acceso de los niños al ocio activo, y fomentar la adquisición de hábitos saludables». A este respecto, la experta ha hecho hincapié en la utilidad de diversas herramientas de educación nutricional para la población como «La pirámide del estilo de vida saludable para niños y adolescentes‟ elaborada por investigadores multidisciplinares de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en la que «se pretende inculcar desde la infancia el interés por la actividad física, para lograr el equilibrio energético necesario (entre energía ingerida y gastada) que blinde a los más pequeños ante el sobrepeso y la obesidad».

Componente genético de la obesidad

Por último, los especialistas participantes en el Simposio abordaron el carácter multifactorial del sobrepeso y la obesidad infantil y juvenil, profundizando en otras áreas de interés como la genética y su influencia en el desarrollo de esta problemática. En concreto, el Prof. Dr. Ángel Gil, Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada y Presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición aseguró que «actualmente se conocen alrededor de 130 genes relacionados con la obesidad, y este número continúa en aumento».

Para este experto, «la mayor parte de la población obesa deriva de la interacción de determinadas variantes genéticas con los cambios ambientales, y alrededor del 5% se debe a la existencia de mutaciones en genes únicos y de síndromes mendelianos. La alteración de genes relacionados con la resistencia a la insulina y la inflamación en el tejido adiposo contribuyen igualmente a explicar una parte importante de las alteraciones asociadas a la obesidad».

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