El objetivo es claro: divulgar qué es la cristalografía y cuál es su papel en la ciencia y en la vida de la sociedad moderna. «Queremos transmitir no solo la belleza de los cristales sino también explicar cómo han contribuido al bienestar de la sociedad, especialmente en la biomedicina y en la síntesis de nuevos materiales», explica Juan Manuel García Ruiz, del Laboratorio de Estudios Cristalográficos del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (CSIC-UGR) y director de la iniciativa. La muestra ha sido diseñada como herramienta didáctica para exhibir en escuelas y universidades y está compuesta por 14 paneles que combinan su poderosa estética con datos científicamente sorprendentes, como pueden comprobar en su web.
Y es que la cristalografía, a pesar de ser la ciencia que ha permitido la comprensión material de nuestro mundo, es decir, de la estructura y las propiedades de los materiales que lo forman, es una ciencia enormemente desconocida por el gran público. Por qué ¿se imaginan una vida donde los cristales no existieran? Difícil, porque seguramente jamás hubiéramos llegado a existir, pues forman parte de huesos y dientes. «A parte de conformar nuestro organismo –explica García Ruiz–, están presentes en toda la electrónica y en gran parte de la tecnología que utilizamos día a día, como los relojes y los teléfonos móviles. La textura y el sabor de muchos alimentos están controlados por los procesos de cristalización, y tanto el desarrollo de nuevos fármacos como el conocimiento de la estructura y funcionamiento de las moléculas fundamentales de la vida, sólo son posibles a través de la cristalografía».
Y desde luego, erigen maravillosas estructuras naturales de una belleza impactante.
Sin embargo, a pesar de todo ello, el hombre descubrió antes cómo se desplazaban los planetas por el sistema solar que los entresijos de una ciencia que, gracias a esta exposición, dejará de ser algo menos misteriosa.