Hay dos modalidades: el veterano puede tener a partir de las cuatro décadas con su correspondiente experiencia laboral o profesional, o bien a partir de los 45 años sin ningún tipo de experiencia.
Melilla, universitariamente hablando, depende de la Universidad de Granada (UGR) y los melillenses que ya presumen de determinada edad (40/45 años), si se sienten jóvenes e inquietos pueden llegar a licenciarse. El plazo ha comenzado como ha comenzado la ilusión no carente de perseverancia para aquellos que, por diferentes causas, no pudieron cursar disciplinas universitarias. Ahora ya pueden porque hoy comienza el plazo de matrícula, basta con ir al Campus Universitario que dirige Sebastián Sánchez, decano, y formalizar requisitos. Se puede ser universitario en el supuesto ecuador de la vida ¿por qué no?.
Hay dos modalidades: el veterano puede tener a partir de las cuatro décadas con su correspondiente experiencia laboral o profesional, o bien a partir de los 45 años sin ningún tipo de experiencia. La generosidad de la Universidad de Granada contempla prácticamente todos los requisitos porque el saber es un derecho de cualquier español y/o melillense. Se dan demasiados casos de no haber podido estudiar una carrera universitaria por circunstancias aunque no por propia voluntad.
Y se dan otros casos más curiosos: algunos profesionales, gracias a sus años de trabajo, son capaces de dar clases prácticas a los aspirantes a Licenciatura acogidos al perfil de jóvenes. Ellos, los nuevos estudiantes, no son tan jóvenes pero saben más que los primeros. Es una experiencia que ya puso en marcha la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) para mayores de 25 años y que la UGR ha sabido modelar a su mercado potencial. Y aquí, en Melilla, hay muchos veteranos que quieren ser licenciados e incluso doctores universitarios.
Esa apertura universitaria tiene una serie de trámites a los que hay que acogerse, perfectamente explicados en la web universitaria http://serviciodealumnos.ugr.es. Y todo deriva en una entrevista personal a través de la cual, los académicos, dictaminan si el aspirante cuenta con los avales profesionales o laborales y las inquietudes propias y necesarias para convertirse en un estudiante universitario. Y, luego, al aula y a compartir ciencias de cara a un futuro profesional aún mejor y más que oportuno en estos tiempos de carencias de todo tipo.
El plazo está abierto hasta el 2 de diciembre, o sea que hay que darse prisa e irse a la carretera de Alfonso XIII, sede del Campus Universitario de Melilla. Es el primer paso de un sueño, el licenciarse en la materia deseada y, además, conocida. Ánimo, merece la pena.
