Planes de futuro… y de presente
Mientras el día se cerraba con una tormenta intensa pero corta al mismo tiempo, acompañada de granizo debido a las bajas temperaturas que soportamos en estos días, la primera jornada de la semana que estrenamos comenzaba con la presentación del Plan Estratégico de Melilla. El presidente de la sociedad de creación de empleo y de economía Proyecto Melilla S.A. (Promesa), José María López Bueno, era el encargado de dar a conocer los detalles de este proyecto que, como subraya el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, en el libro en el que se recogen las medidas, se trata de un plan que «es fruto del esfuerzo colectivo de los melillenses por dibujar la Melilla del futuro, la ciudad en la que queremos vernos dentro de unos años». En el trabajo se han invertido más de dos años en lo que supone un reto con el que dibujar el futuro de la ciudad, disponiendo de esta herramienta, que se ha hecho en dos fases y que ha contado con dos instituciones muy ligadas a la realidad de nuestra ciudad, como son la Universidad de Granada y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
López Bueno no duda en señalar que el objetivo es «fortalecer el futuro de Melilla como ciudad española y de la Unión Europea que integra diversas culturas», con un plan que aspira a convertirse en una «carta de navegación» para el futuro de la ciudad, a una década vista. «Debemos ser nosotros los que pintemos el futuro de la ciudad y evitar que sean el azar, las circunstancias o la inacción los que dicten cómo será la Melilla de 2020-2025» afirma el responsable de Promesa. Entre los puntos que se abordan en el plan, está el del transporte y la importancia que tiene este sector en una ciudad cuyas únicas «carreteras» con la Península, a que suene a tópico, son los barcos y los aviones. En estos últimos, sin embargo, se están dando pasos atrás, como la supresión de la línea de Barcelona y en enero la de Sevilla, además de cancelar varias conexiones con Granada y Málaga.
Pero esto no sería lo peor si se cumplen los negros presagios ofrecidos por el viceconsejero de Turismo, Javier Mateo, cuando señaló que si la situación continúa así y el Gobierno Central no colabora en el mantenimiento de las rutas entre la ciudad y la Península, ya sea a través de la declaración del servicio de interés público o por otras fórmulas como contribuir a soportar el convenio con Air Nostrum -aquí está la madre del cordero del descenso en la actividad aérea a pesar de que se esgriman otros factores como el precio del petróleo o un menor número de pasajeros-, las ocho rutas podrían quedarse en dos únicamente: Málaga y Madrid. Por ello resulta muy positivo la realización de este tipo de planes estratégicos a largo plazo, pero no habría que quitar de vista a estos problemas actuales para evitar retrocesos en ese futuro mejor que ansiamos.
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