Nada más insultante en el mundo árabe que arrojar los zapatos contra alguien
El periodista iraquí Muntadar al-Zeidi no fue víctima de un brote psicótico: insultó al presidente estadounidense en retirada George Bush hijo. No lo hizo tanto con sus palabras -cuando pronunció “este es un beso de despedida, perro”- como cuando se sacó, uno a la vez, sus zapatos y se los arrojó a la cara, en plena conferencia de prensa.
Un catedrático connacional, Akram Jawad, profesor de árabe de la Universidad de Granada (España), lo analizó así: «Si el periodista hubiera podido lanzarle la silla o un objeto más contundente, no lo hubiera hecho. Porque para un iraquí, lanzarle a alguien una zapatilla es el gesto de mayor desprecio a un ser vil».
El experto aseguró al portal español Soitu.es que en Iraq «hasta los niños saben que sacudir con los zapatos o sandalias, es el máximo acto visceral que puede hacerse».
Akram Jawad señaló que lanzar un zapato no solo es despectivo en un momento de agresión, sino que esta prenda, en todo el mundo árabe, representa la impureza. «El gesto típico de poner los pies en la mesa no se hubiera dado nunca en un país árabe», apunta Jawad, porque mostrar las suelas es una ofensa para el resto de las personas.
El periodista también tildó de «perro» al presidente estadounidense, una comparación que denota un alto grado de desprecio hacia la persona.
La profesora de Filología Árabe en la Universidad de Barcelona, Dolors Bramon, aseguró que la identificación con este animal es, para el mundo musulmán, «de los peores insultos que se pueden dedicar». El origen está en la tradición que cuenta cómo un perro manchó el vestido del profeta Mahoma, acotó.
Mientras al ahora héroe de la resistencia iraquí consigue que los abogados que se postulan para defenderlo se presenten por decenas, su hermano salió a explicar el hecho que dio la vuelta al mundo.
Dijo que lo hecho por su hermano se debió al «mal comportamiento de los soldados estadounidenses» en Iraq. Udai al Ziadi señaló, en declaraciones a los periodistas, que su hermano «no cometió ningún crimen, sino que fue el mal comportamiento de los soldados estadounidenses lo que le condujo a tirar sus zapatos a Bush».
El hermano del reportero afirmó, además, que él y su familia han abandonado su casa después del incidente por temor a que el Ejército de EE.UU. los detenga.
Udai se quejó de que todavía no saben nada sobre el destino de su hermano, ni sobre las autoridades que lo detienen, y pidió su liberación «inmediata». Además, describió a su hermano como una «persona tranquila, que nunca ha tenido problemas con los demás».
Varios de sus compañeros de profesión han asegurado que el odio del reportero contra las tropas estadounidenses se debe a la muerte de dos de sus hermanos que pertenecían al «Ejército de Al Mahdi», fiel al clérigo radical chií Muqtada al Sadr.
Esta milicia chií protagonizó a principios de este año intensos combates contra el Ejército iraquí y estadounidense en el barrio de Ciudad Sadr y en la ciudad meridional de Basora.
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