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La joven que siente el movimiento de las maquinas sin tocarlas

El fenómeno sinestesia es lo que en literatura y en el terreno de la neurociencia se corresponde con lo que coloquialmente llamamos «oír colores», «ver sonidos», «saborear texturas» y «poner colores a los números y letras».

Según los expertos de la Universidad de Granada, Juan Lupiáñez y Alicia Callejas, se trata de una capacidad con base neurológica por la que el individuo experimenta en primera persona una unión de sensaciones, una interferencia de sentidos.

La sinestesia posibilita que los humanos seamos capaces de poner colores a una canción o saborear el olor de un perfume. Consiste, por tanto, en «sensaciones de una modalidad sensorial particular a partir de estímulos de otra modalidad distinta», destacó el periódico ABC de España.

El científico Sean Day catalogó 19 tipos de sinestesias, aunque en la actualidad existen alrededor de 60, y una de ellas es la que sufre una joven de Texas, en Estados Unidos, quien podría convertirse en el primer caso del mundo en sentir los movimientos y los estímulos las máquinas sin tocarlas.

La revista Psycology Today, publicó que Kylee -que es como se hace llamar la chica- estaría sufriendo una sinestesia de «Toque espejo» en la que una persona puede sentir las emociones de otra, incluso puede percibir sensaciones táctiles cuando un segundo individuo toca a un tercero, pero en este caso, en lugar de ser humano se trata de una máquina.

Esta sinestésica de 18 años describe su experiencia como la de una radio: «Mis sentidos son como una radio que recoge los estímulos provocados por una máquina -una televisión, un ordenador o un teléfono- y los reproduce en mi cerebro», contó a la revista.

Según el profesor Juan Lupiáñez, se trataría más de una empatía de simulación que de una sinestesia en estado puro, pese a que la joven sufre otras variantes más conocidas, destacó el informe.

Y advirtió: «Es una forma totalmente normal y coherente de sentir».
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«Cuando una persona sonríe, nosotros recreamos esa acción en nuestro cerebro y nuestros músculos se mueven también para sonreír. Si alguien abre la boca para comer, nosotros solemos hacerlo. Si una persona se cae y siente dolor, nosotros también lo sentimos. No nos lo imaginamos sino que lo llegamos a percibir. Lo mismo con el asco», aseveró Lupiáñez.

La historia de la protagonista

«La primera vez que me di cuenta de que sufría este fenómeno fue cuando estaba en el colegio y el profesor nos dio ejemplos de sensaciones y nos pidió que identificáramos qué sentidos usábamos para percibirlas. Yo le traté de explicar sin éxito que podía sentir ladrar a los perros o la acción de cerrar una puerta con llave», confesó Kylee, quien señala haberse sentido discriminada en la infancia por esta capacidad inusual.

«Los niños creían que era una chica extraña, por eso cuando era pequeña me negué a contar en público qué es lo que sentía», aseguró.

Kylee ejemplificó sus sensaciones: «Cuando estoy en una escalera mecánica, siento su movimiento como si notara las vértebras de mi columna vertical».

Y agregó: «Si veo los accidentes de coches en la pantalla, noto cómo se aplastan y necesito aislarme del estímulo. Y si el vehículo frena siento que mis brazos se extienden y se doblan».
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Por su parte, el neurólogo Mario Riverol, de la Clínica Universitaria de Navarra, analizó que este fenómeno podría deberse a que existe un mal funcionamiento cerebral: «Se trataría de una mala interpretación de las sensaciones debido a una actividad cruzada de las diferentes áreas del cerebro».

Además, Riverol señala a que este tipo de sinestesias pueden ser provocadas por un trastorno provocado por la ingesta de LSD, hongos tóxicos o a enfermedades relacionadas con la epilepsia.

Así también, el profesor Anton Sidoroff-Dorso, de la Universidad de Harvard, intenta dar una explicación a este caso.

«Si finalmente se prueba podríamos estar hablando de una integración funcional y fenomenológica, esto es, una integración empática o emocional. Generalmente en los humanos esto puede ocurrir por razones de adaptación a un nuevo terreno».

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