Mallorca, un laboratorio “natural” para estudiar los riesgos geológicos
Las intensas lluvias caídas en Mallorca desde octubre que han causado numerosos corrimientos de tierra en la Sierra de Tramuntana han convertido a la Isla en un «laboratorio natural» para prevenir movimientos geológicos peligrosos, según ha explicado el Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
Científicos del IGME, en colaboración con la Universidad de Granada, clasificaron hace un año la Sierra en diferentes zonas de peligrosidad y se han encontrado con que las lluvias caídas en los últimos meses han puesto a prueba su modelo.
En diciembre, se registraron en Mallorca los valores de lluvias diarias más intensos desde 1944 y desde el 20 de octubre hasta el pasado 12 de enero no ha parado prácticamente de llover en la isla
«Este inusual episodio de lluvias ha desencadenado numerosos movimientos de ladera, deslizamientos de tierras, desprendimientos rocosos, hundimientos y avalanchas de rocas en la Sierra de Tramuntana», destaca el IGME, unos corrimientos que servirán para mejorar las metodologías y cartografías de «peligrosidad geológica» y para desarrollar planes de prevención.
Un total de tres científicos que trabajan sobre el terreno ya han inventariado trece movimientos relevantes que han afectado a varias carreteras y que aún mantienen incomunicados a algunos habitantes del núcleo costero de Cala Tuent, en el municipio de Escorca.
La directora del IGME en Baleares, Rosa María Mateos, ha explicado a Efe que todavía se siguen produciendo desprendimientos, ya que estos fenómenos no son de respuesta inmediata, y el domingo mismo se registró uno en la cala de Banyalbufar.
Por ello, Mateos alerta del riesgo de caminar estos días por la Sierra, especialmente por zonas de alta montaña, y añade que los corrimientos de estos días darán a los expertos trabajo «para meses».
Los movimientos de mayor envergadura que se han producido son las avalanchas de roca, como la de Son Cocó, en el municipio de Alaró, que ha movilizado casi medio millón de metros cúbicos de roca, desplazando a lo largo de medio kilómetro bloques del tamaño de una habitación y de unas 3.000 toneladas de peso.
Estas avalanchas, añade el IGM, son «extremadamente peligrosas ya que se comportan como auténticos ríos de roca», aunque en este caso se han producido en zonas deshabitadas y poco transitadas de la Sierra, tal y como predecía el modelo.
Los geólogos trabajan, desde hace mes y medio, en colaboración con la Dirección General de Emergencias del Govern balear analizando los movimientos que se han generado, controlando las posibles reactivaciones de deslizamientos antiguos y tomando datos.
Los geólogos afirman que este escenario servirá para conocer mejor estos procesos naturales y mejorar el desarrollo de metodologías y cartografías de peligrosidad geológica, de cara a la prevención de episodios como los que están ocurriendo en la isla.
De hecho, los geólogos del Instituto indicaron en un informe de finales de 2007 que, en el caso de superar un umbral de lluvias determinado, podrían desencadenarse movimientos como los generados en Mallorca, y clasificaron justamente la sierra mallorquina en áreas de mayor o menor grado de peligrosidad.
«La naturaleza ha venido a confirmar que el sector central de la Tramuntana presenta un mayor grado de peligrosidad a este tipo de fenómenos naturales», indica el IGME, que añade que, no obstante, el modelo no podría haber previsto los puntos exactos de las roturas.
Las cuantiosas lluvias de diciembre en Mallorca supusieron algo «verdaderamente inesperado para los investigadores del IGME, que no esperaban que la naturaleza llegara tan pronto para ofrecerles datos reales para validar un modelo elaborado tan solo un año antes».
El avance en el conocimiento científico de estos procesos, añade el Instituto, permitirá generar documentación básica para su aplicación a una ordenación territorial sostenible y más segura frente a los desastres naturales.
Descargar