Edición digital nº3040
Sábado, 21 de enero de 2006
FUNDADO EN 1872
LEVANTE-EMV
PORTADA EN PDF
Levante de Alacant
PORTADA EN PDF
Levante de Castelló
PORTADA EN PDF
BUSQUEDAS
Edición ACTUALIZADA
Portada
C. Valenciana
España
Internacional
Sociedad y Cultura
Deportes
Economía
GALERÍA DE IMAGENES
Actualidad
Sociedad
Deportes
Edición IMPRESA
Opinión
C. Valenciana
Valencia
Comarcas
Castelló
Alacant
Panorama
Sucesos
España
Internacional
Economía
Deportes
Cultura-Sociedad
Humor
Club Diario
Agenda
SEMANALES
Salud y vida
Juntos
Integrados
Enseñanza
Aula
Buenos días
Ciencia e Investigación
Posdata
Fiestas y tradiciones
En Domingo
El Mercantil Valenciano
Forointernet
Motor
SERVICIOS
Titulares
Imágenes
Atención al lector
Cartas al Director
Hemeroteca
El tiempo
Encuestas
Foros de opinión
Callejero
Loterías y quiniela
Televisión
Tu pareja ideal
RSS
CANALES
Bolsa y Mercados
Futbol
Tecnología
PORTAL JOVE
DOCUMENTOS
ESPECIALES
Conózcanos
Conózcanos
Localización
Tarifas Publicidad
Opinión
Globalizar la paz desde la Universidad
ERNEST CANO CANO Y MIGUEL ÁNGEL GARCÍA CALAVIA – PROFESORES DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
Servicios
Enviar esta página
Imprimir esta página
Atención al lector
Anterior Volver Siguiente
El 24 de diciembre, primer día de vacaciones de Navidad, Levante-EMV informaba que el Rector de la Universitat de València, Francisco Tomás, y el Secretario General de Política de Defensa, Francisco Torrente Sánchez, habían firmado un convenio de colaboración entre ambas instituciones con la finalidad de realizar actividades docentes y de extensión universitaria orientadas a familiarizar al profesorado, a los estudiantes y a la opinión pública valenciana con la política de seguridad y de defensa de España y de la Unión Europea, así como a examinar los desafíos que amenaza a la seguridad nacional surgida del nuevo entorno geoestratégico. El convenio invoca la necesidad de paliar la falta de estudios y el desconocimiento de la juventud universitaria y de los ciudadanos sobre todo lo relativo a la inteligencia y la seguridad en el mundo, así como de potenciar la reflexión en torno a las amenazas a la seguridad continental. ¡Puro pensamiento conservador eurocentrista¡
Producía cierto estupor la firma de este convenio por parte de una institución académica comprometida estatutariamente en la defensa de la paz, con un acuerdo de su Claustro que a finales de 2002 mostraba su rechazo a la gran cantidad de recursos que se destinan a la investigación con fines militares, exigiendo la transferencia de dichos recursos de la I+D militar a la civil. Sorprendía más aún cuando la campaña en marcha Hagamos objeción, eduquemos por la paz ha conseguido que varios cientos de centros de secundaria, primaria, del territorio estatal se declaren objetores de conciencia y se comprometan a educar por la paz y los derechos humanos negándose a colaborar en las campañas del Ministerio de Defensa para fomentar el espíritu militarista en los centros educativos, no organizando charlas ni distribuyendo sus materiales de propaganda. También asombraba que un Estado integrado en una Unión Europea que no ha cejado de reforzarse en los últimos tiempos para dotarse de una fuerza militar relevante, coordinada con la OTAN y aliada en buena medida con los Estados Unidos, tuviera amenazas que investigar.
¿Qué conflictos se han producido en los últimos cincuenta años en la Europa de los Quince? A lo largo de la década de los noventa se produjeron aproximadamente ciento veinte conflictos armados en el mundo, ninguno de ellos en este espacio geográfico, implicando a ochenta Estados y produciendo seis millones de muertes de los que más de sus tres cuartas partes son civiles. Muchos se han desarrollado en el interior de esos Estados independientemente de las repercusiones que puedan tener a escala internacional y de la implicación directa o indirecta de las antiguas metrópolis. El origen de la mayor parte está relacionado con el acceso a sus recursos naturales o con el control de las comunicaciones.
Dado su carácter endémico generan no sólo millones de víctimas mortales sino también muchos más de desplazados, una parte de los cuales perecerán como consecuencia del hambre y de las enfermedades que se producen en tales circunstancias pero que sin embargo, no suelen contabilizarse como víctimas de la guerra. Y cuando los conflictos bélicos hayan finalizado, las minas vendidas por algunos civilizados Estados prolongarán el dolor de la población civil. Las guerras no se localizan, pues, en la Europa de los Quince ni en otras partes del mundo civilizado.
¿Qué hace la comunidad internacional civilizada? Como suele suceder en tiempos sombríos, mirarse el ombligo. es decir, debatir sobre su seguridad (contra el hambre, alambre) e ignorar terribles realidades que ha contribuido (y contribuye) a crear de manera que los millones de huidos hacia ninguna parte, por ejemplo de Chechenia, Colombia, Liberia, Ruanda, Somalia, Afganistán,… se encuentran desprotegidos.
Así pues, no son únicamente víctimas de las guerras sino también del olvido político ya que no tienen vía de escapatoria por la falta de voluntad política de una comunidad internacional mucho más preocupada en protegerse a sí misma que en proteger la vida de los que huyen para salvarla, mucho más interesada en esquilmar sus recursos (petróleo, …) que en capacitar a sus poblaciones para que sean actores de su desarrollo.
De ahí que resultan más idóneas y coherentes con la tradición progresista universitaria, iniciativas como la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma de Barcelona, la del Instituto para la paz y los conflictos de la Universidad de Granada,… y mucho más cerca, la de los seminarios para la paz y el desarrollo de las universidades de Alacant y Castelló, que en consonancia con el ánimo que movilizó a miles de universitarias(os) hace tres años, intentan comprender las raíces de los conflictos bélicos en el mundo y hacer sugerencias para que las democracias actuales tengan más calidad deliberativa y sobre todo, participativa, convencidos sus promotores de que cuanto más se actúe en este sentido, menor será la probabilidad de que se produzcan guerras y de que mueran quienes no tienen ningún interés en ellas. Ahí debiera residir el compromiso de la Universitat de València.