José Antonio Fortes: “El silencio me ha hecho más sabio”
Entrevistado por la periodista Victoria Fernández para el diario Ideal, de Granada, el profesor José Antonio Fortes (Vélez, Málaga, 1949) habló sobre el enfrentamiento judicial en el que semanas atrás se vio envuelto con su compañero de trabajo en la Universidad de Granada, el poeta Luis García Montero, a quien la justicia española ha condenado, por injurias graves con publicidad, al pago de una multa de 1.800 euros e indemnización de 3.000 euros.
Fortes niega tener siquiera conciencia de haberse llevado históricamente “mal” con García Montero. “Sí he sabido que su pensamiento representaba para mí unas posiciones engañosas y contrarias, pero nunca nos hemos enfrentado por cuestiones personales, ni tan siquiera académicas, sino por razones intelectuales que atañen a posiciones de izquierdas”, indicó.
Respondió en forma afirmativa a la pregunta de la periodista sobre si considera que fue machacado públicamente, aunque agregó que en octubre de 2006, “a los pocos días de iniciarse la ceremonia de la confusión con el artículo en El País, era todo tan grotesco, el juicio intelectual y político al que me sometían, la manipulación, las injurias que, de inmediato, fui consciente de algo obvio: que la persona vituperada no era yo. Estaban hablando de un Fortes que yo no conocía. Ni yo había dicho las palabras que me atribuían, ni actuaba como decían, ni soy un dogmático, ni un sectario, ni un revisionista y yo me preguntaba: ¿pero qué dicen?, ¿de quién hablan? Hablaban de alguien que no era yo, para nada. Por tanto, en esa ajenidad que me producía el personaje al que estaban manipulando, yo me he sentido fuerte y seguro”.
Explica que no ha estado solo en el proceso contra García Montero, pues ha estado siempre “completamente acompañado por un grupo de amigos, no de copas ni de prebendas, sino camaradas del pensamiento político y del pensamiento literario” al lado de quienes “nunca me he sentido yo individuo, sino una persona colectivamente unida a un grupo de gente —incluso anónima, antiguos y auténticos alumnos, otros con nombre y apellidos— que estaban conmigo, estábamos todos juntos”.
“De no haber sido así”, continúa Fortes, “no habría podido sobrevivir al aniquilamiento —por tierra, mar y aire— al que me ha sometido el poder mediático de la prensa, la radio y la televisión, especialmente desde el grupo Prisa a través de El País y la Cadena Cuatro. Pero no me han hundido porque tengo la fuerza de mis ideas sólidas y contrastadas, como las personas que están conmigo. Personas que han intervenido siempre con razones y nunca con el insulto, la injuria o la difamación”.
Calificó de “campaña de manipulación y desprestigio”, por otro lado “totalmente lógica”, la posición asumida por medios y particulares a favor de García Montero. “Cuando se pone en marcha una maquinaria de poder, ésta cumple sus objetivos de clase y tritura al contrincante o incluso al contrario, a quien no esté alineado a su servicio. Y esto no es ni bueno ni malo. Es lógico, porque el sistema, su pensamiento único y sus agentes, no pueden permitir disfunciones ni rebeliones, ni disidencias ni posiciones contrarias, ni heterodoxias. Nada de nada”.
Dijo que con este caso se ha dado cuenta de haberse “vuelto mayor”, de haber “madurado” y de que “el silencio me ha hecho más sabio, más prudente, más radical, más fuerte, más contundente, más riguroso y más preciso. Creo que estoy en el mejor momento intelectual de mi vida. Nunca me he encontrado más lúcido y decidido. Ni más feliz”.
Considera que este asunto “ha puesto en cuestión el papel que tiene el intelectual en la sociedad de hoy”, y asegura conocer, en la universidad, “grandes trabajadores intelectuales que han sabido ver dónde estaban las razones; otros, sin embargo, no las han visto. Pero me quedo con lo positivo. El posicionamiento de quienes ostentan en la actualidad el poder administrativo es algo secundario para mí, porque la gestión administrativa del poder se recambia; hoy están unos y, mañana, otros. Lo que valen son las ideas y la creación de un espacio abierto universitario donde debatir, no donde insultar o manipular”.
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