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Usted miente

– Usted miente.

No me refiero al querido y sufrido lector de esta columna, sino al que tras un accidente con traumatismo encefálico finge sufrir depresiones, dolor de cabeza o ansiedad. Son casi la mitad los que lo hacen.

¿Es posible que alguien haga esto con lo duro que me resulta mentir y mentir, fingir constantemente, se preguntaría usted?. Si. Cuatro de cada diez pacientes, con lesiones como las citadas y cuyo origen haya sido un accidente, simulan. ¿Qué buscan?. La pasta. El beneficio económico que todo parece pringarlo.

No se habla de accidentes intelectuales producidos por una entropía electoral donde, durante un tiempo, parece que todo el monte es orégano, no. Se habla de accidentes con resultado físico de traumatismo. Tras la piña y una vez pasado el postoperatorio cabe la posibilidad de simular un dolor, un mareo, una depresión, un “algo”, que vendría a ser clasificado de secuela y ahí se inicia un proceso de seguimiento peritable.

Eso ha generado películas, novelas y, supongo, que las compañías, que son muy listas, investigan y hacen investigar. Ahí te han “dao” y han descubierto el fingimiento. Se ve que a larga se nota en un falso movimiento, una frase al azar, una lagrima que se escapa, son las huellas, digo. Adieu a la “pela” indemnizatoria.

La Universidad de Granada (UGR) ha desarrollado un nuevo sistema de herramientas fiables, un test de más de tres horas para comprobar, empíricamente, sí el paciente finge estar desmemoriado, por ejemplo.La neuropsicología está al quite. A aplicar a políticos en elecciones.

Tanto es así que aquel que creía que apuntándose a un sindicato o a un partido político podía arreglar lo de la hipoteca lo tiene crudo. Habiendo fracasado en ese intento, porque lo han visto venir o porque ha llegado tarde y todo está copado por los de siempre, y baraja como segunda opción el forzar un choque de nada con el “buga” de un amigo o tirarse de cabeza en la oficina mientras busca una carpeta en el último estante y a partir de ahí montarse una pirula depresiva o desmemoriada, nada de nada. Te han visto venir, tío. La UGR te ha “pillao”.

¿Qué hacer además de jugar a la Primitiva, a las quinielas, a la lotería, a la ONCE?. Parece que ya no queda nada. El emigrar se ha puesto fatal, la boda con una rica heredera hay que descartarla porque sí a su edad no lo ha conseguido es que usted no parece metrosexual, ni urbasexual, ni nada de nada; usted es un pobre hombre como la mayor parte de la gente y lo único que le queda es extraditarse cada día al curro, salvo que sea usted un terrorista o haga informes para alguna oficina económica gubernamental.

Estamos acorralados. ¡Ah! y aquella idea de montar una ONG ya se ha pasado, están todas cogidas y algunas con ciertos problemas. Lo único viable, señalan los expertos, es acudir al nacionalismo, la vuelta a las raíces y luchar por hacerse un hueco…pero deprisa, sin caerse no vaya usted a tener un traumatismo encefálico. Muy amables.
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