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«Hoy se desprecia la digna labor de los profesores»

– «Hoy se desprecia la digna labor de los profesores».

El autor participa hoy junto a García-Máiquez en el ciclo Tardes con las letras Analizarán la obra de Salvador Rueda.

Preocupado siempre por la perfección formal y el rigor estético, Antonio Carvajal (1943) se ha convertido en uno de los creadores más sólidos y prolíficos de la poesía española. Enemigo de las etiquetas -se niega a que le inscriban en la Generación del 98-, este genial poeta granadino se muestra optimista ante el aluvión de jóvenes artistas que conforman el panorama lírico actual. Sin embargo, su apoyo encarecido a las nuevas generaciones no hace que se olvide de precursores como el malagueño Salvador Rueda (1857-1933), a quien rendirá homenaje esta tarde en Cádiz junto a Enrique García-Máiquez dentro del ciclo Tardes con las letras, que organiza la Consejería de Cultura.

Ambos autores, presentados por Carmen Moreno, diseccionarán la vida y obra del genial escritor, considerado el primer poeta modernista, predecesor de Rubén Darío y creador del Colorismo, cuya obra influyó notablemente en Juan Ramón Jiménez. Carvajal, Premio Nacional de la Crítica en 1990 y autor de Tigres en el jardín, Una perdida estrella o Casi una fantasía, desvela algunas claves para entender la grandeza de Rueda.

-¿Qué es lo que más le fascina de la obra lírica de este artista?

-La musicalidad de su verso al servicio de la exaltación de la naturaleza. En su momento fue uno de los poetas más leídos, pero debido a modas y cambios sociales se le olvidó. Era un artista reflexivo con interesantes artículos sobre la métrica y el ritmo del verso.

-No obstante, su figura quedó eclipsada por la de Rubén Darío.

-Sí, tuvo al lado a dos monstruos como Darío y Juan Ramón Jiménez, pero eso no le quita ningún mérito. Lo que ocurre es que se trataba de dos grandes genios.

-Se pueden establecer paralelismos entre la obra de Rueda y la suya, ambas con un estilo muy innovador, ¿ve otras similitudes?

-Compartimos la exaltación de los valores vitales, el pensar que la naturaleza tiene un orden y una armonía y que vale la pena disfrutar de ella, sobre todo para recuperarse de momentos difíciles. En cuanto a la estética, aprendí mucho de Rueda, pero sería pretencioso por mi parte ponerme a su nivel. Con mi primer libro, todo el mundo me tachó de barroco, cuando mi intención era recuperar y actualizar los valores del Modernismo.

-¿Cómo ve el panorama actual de la poesía en España?

-Tenemos un maestro como Muñoz Rojas todavía vivo, a punto de cumplir cien años. También hay buenos valores como José Jiménez Lozano o Gamoneda. Después, entre las generaciones más jóvenes hay autores espléndidos con maneras expresivas propias y renovadoras como Juan Carlos Friebe, que ha publicado una verdadera maravilla, Las briznas.

-En cuanto a lectores, la situación es más desoladora, dados los últimos índices de lectura en España.

-Los libros de poesía, quitando las grandes editoriales, han sido siempre minoritarios, es un hecho y ya está, igual que no a todo el mundo le gusta la misma música y los mismos deportes. De todas formas, no hay que medir a un poeta por el éxito de ventas. Algunos a veces permanecen en la memoria colectiva gracias a un solo poema, como Manrique.

Ataque al profesorado

-Además de poeta es profesor de Métrica en la Universidad de Granada. ¿Cuáles son los principales problemas que observa en el sistema educativo?

-Hay mucha demagogia en torno a esta cuestión. El que la Primaria y la Secundaria sean obligatorias provoca algunas perturbaciones que hay que ir subsanando poco a poco. De todas formas, hablar como se habla de la educación es un desprecio para los profesores. El gran problema está en la dejación de los padres. Se educa en casa y se instruye en la escuela. Si los padres no son capaces, no deben entorpecer la digna labor de los maestros.

-Huye de la fama y la notoriedad, pero ha de ser un orgullo que haya un premio que lleve su nombre…

-Soy humilde, pero no tonto -ríe-. Me molesta la fama inútil, he nacido para un trabajo más recatado, no puedo seguir el ritmo que imponen los medios. Además, mi físico no es el de antes, necesito una restauración. De joven me di cuenta que el ser humano necesita pocas cosas para ser feliz -salud, economía, afecto-, confundimos la vida aventurera con la felicidad.

-Son pocas cosas, pero a veces difíciles de conseguir…

-No, lo que pasa es que la gente las tiene cerca y no es capaz de darse cuenta.

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