Titular de la cátedra Unesco de desarrollo sostenible y medio ambiente de la Universidad de Granada y responsable del Movimiento Slow, José Luis Rosúa participó ayer en las Jornadas de gestión para animar la compra y consumo de alimentos ecológicos y de producción sostenible en los hospitales.
-¿Cuál es la base filosófica de esta propuesta?
-Hoy la producción agraria de un país está muy condicionada por sistemas agroindustriales convencionales que implican un consumo de agroquímicos y una serie de técnicas donde lo ambiental no siempre está presente. Si en este país tenemos una producción orgánica que está siendo exportada en un 80% a otros países europeos, evidentemente hay una parte de negocio y una parte de fracaso. El mensaje es que desde los sistemas hospitalarios se puede avanzar bastante en que se consuman productos que, por los menos, tengan garantía de calidad ambiental.
-¿Se trata de llevar salud a los centros de salud?
-Sí, los hospitales deberían incorporar alimentos orgánicos para favorecer la salud de los que están dentro y también para que se desarrollen estos sistemas agrarios y se constribuya a la salud ambiental y a la mejora de la salud pública.
-¿Hay ya hospitales con este compromiso?
-Hay algunos en Granada, Cataluña y el País Vasco que están haciendo pruebas y en Francia, Alemania e Italia es frecuente esta experiencia y hay ya sistemas de restauración colectiva que presumen de tener una oferta sostenible. Un gran paso sería que en los pliegos de condiciones aparezcan claúsulas que primen y apoyen la procedencia sostenible de los productos que se compran.
-¿Qué frena a un hospital para hacerlo?
-La tradición de suministro, que viene a estar muy condicionada por suministradores clásicos a los que nadie les ha pedido que cambien de rumbo; los gestores administrativos no se han planteado todavía que esta procedencia sostenible de la alimentación debe ser revisada.
-¿El sobrecoste es un freno?
-Hay estudios en Andalucía que dicen que no siempre se produce un sobrecoste; si se negocia y concierta a largo plazo, lo ecológico puede ser enormemente competitivo. La gran paradoja de los sistemas hospitalarios es que no hay límite para ningún gran aparato porque parece que estamos vendiendo salud inmediata, pero no nos damos cuenta de aquello que decía Hipócrates: Que tu medicina sea tu alimento o que tu alimento sea tu medicina.