73810 Un equipo internacional de científicos, entre los que se encuentran investigadores de la Universidad de Granada, ha demostrado, por primera vez en el mundo, que es posible detectar de manera objetiva el cansancio que tienen los médicos residentes después de una guardia a través de los movimientos de sus ojos.
Según ha explicado la UGR en un nota, en su trabajo se revela que la velocidad de los movimientos sacádicos (movimientos rápidos del ojo, fundamentalmente voluntarios, que utilizamos para dirigir la mirada a un objeto que nos llama la atención) es un excelente índice para medir de forma objetiva el cansancio de estos profesionales.
En un artículo publicado en Annals of Surgery, revista de referencia en el área de cirugía, los científicos llevaron a cabo la evaluación de los médicos residentes del Servicio de Traumatología del St. Joseph’s Hospital and Medical Center de Phoenix (Estados Unidos) antes y después del llamado «call-day» (día de guardia en el que permanecen 24 horas de trabajo sin dormir).
A todos ellos se les midió la velocidad de los movimientos sacádicos del ojo antes y después de la guardia. Además, tuvieron que realizar pruebas simuladas de laparoscopia, también antes y después de este periodo de 24 horas trabajando.
Los resultados demostraron que después de tantas horas de trabajo, la velocidad de los movimientos sacádicos efectivamente disminuyó y, además, aumentó su percepción subjetiva de fatiga. Sin embargo, en las pruebas simuladas de laparoscopia, después de la guardia, la ejecución no se vio perjudicada de manera significativa por el cansancio.
Es decir el tiempo previo de trabajo no tuvo un impacto negativo sobre la práctica quirúrgica. «Esto apoya la hipótesis de que el cansancio de los profesionales de la salud no es la fuente única de los errores médicos. Aunque las guardias impliquen trabajo sin descanso, los médicos, en su ejercicio profesional, despliegan siempre todos los recursos a su alcance para obtener los mejores resultados», señala la Universidad de Granada. Así, se resalta la compleja relación entre los cuidados continuos, la seguridad del paciente, factores económicos y los propios profesionales fatigados.
«También es cierto que esos otros recursos de la competencia profesional poco podrán hacer ante un exceso de horas de trabajo, por lo que estos resultados son fundamentales para ayudar a la regulación de turnos y horarios, basándose en datos objetivos de fatiga y rendimiento», apuntan Leandro Luigi Di Stasi, investigador Fulbright en el Barrow Neurological Institute (Phoenix, AZ, Estados Unidos), y Andrés Catena, director del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada.
Hace más de una década, el Instituto Nacional de Medicina del Gobierno de Estados Unidos publicó un informe titulado «To Err Is Human: Building a Safer Health System», en el que se estimó que los errores médicos causaban, sólo en aquel país, entre 44.000 y 98.000 muertes y más de un millón de lesiones y daños cada año.
Aunque haya controversia alrededor de estas estimaciones de mortalidad, es evidente que los errores médicos y los daños accidentales ocurren demasiado frecuentemente. En particular, los errores consecuencia de la fatiga han sido identificados como uno de los factores que más contribuyen a la ocurrencia de accidentes laborales. Recientemente, se ha estimado que los costes de estos accidentes (sólo en Estados Unidos) ascienden a 31,1 billones de dólares.
Evitar los errores
En España, se estima que alrededor del 10% de los pacientes ingresados en hospitales sufren algún evento adverso como consecuencia de la atención sanitaria, y alrededor del 50 % de estos errores podrían ser evitados aplicando prácticas clínicas más seguras.
«Por consiguiente, todas aquellas estrategias cuyo objetivo sea conocer los factores que disminuyen la seguridad del paciente están en la agenda de diversas organizaciones internacionales, incluyendo la Organización Mundial de la Salud», apuntan Di Stasi y Catena.
Debido a que la existencia de turnos de trabajos muy prolongados y el uso de horas extraordinarias es cada vez más habitual, especialmente entre los residentes, «el estudio de la fatiga como un factor que contribuye a la posible prevención de errores en el sistema sanitario se ha convertido en uno de los principales temas en la gestión de riesgos en este contexto».
Los resultados de este artículo abren también el debate sobre el número de horas que los residentes pueden trabajar sin perjudicar la seguridad del paciente. Por ejemplo, en Estados Unidos los residentes trabajan casi el doble de los residentes españoles o franceses (80 horas semanales frente a 40).
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