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«Si la obra no tiene emoción, se viene abajo»

CARMELO TRENADO PINTOR
«Si la obra no tiene emoción, se viene abajo»
El artista murciano expone en la Galería Benot
FÁTIMA VILA/CÁDIZ
«Si la obra no tiene emoción, se viene abajo»
Juan Carlos Trenado. / L.V.
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Nombre: Una pausa… un espacio.

Autor: Marcelo Trenado.

Lugar: Galería Benot. Avda Ramón de Carranza, 10. Hasta el 25 de febrero.
La instantánea hecha pintura

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Habló Umberto Eco de la obra abierta como la reescritura que de un texto hace el lector. Como esa interpretación de polisemias y polifonías que permite que toda materia creativa esté siempre viva, resucitada y renacida en infinidad de nuevos matices. Hay elementos cerrados y casi unívocos, encapsulados a causa de su propia naturaleza y hay otros extendidos, inconmensurables, que se limitan a trazar caminos sin destino, horizontes sin fin. Creaciones, estas últimas, cuyo carácter apenas empieza a andar cuando el artista acaba su trabajo, escribe la última palabra, da el último brochazo sobre el lienzo. Para Carmelo Trenado (Murcia, 1949) la verdadera razón de ser de su obra nace de su invitación como sendero para interpretar el mundo. De esos textos abiertos, de esos «discursos cuyos mensajes se despliegan frente a la mirada del receptor», hablan las ocho obras con las que ha regresado a la Galería Benot en una exposición donde los planos abstractos se imponen con poderío, donde el hombre desaparece y los objetos tienen el valor de iconos.

«Una pausa… un espacio pretende situar al espectador en un camino, que él puede seguir o no, pero que no depende del significado cerrado de la obra. El juego está en que yo te sugiera muchas puertas y que seas tú el que entre o no», explica.

Formada por lienzos de gran formato y polípticos, la muestra enseña el viraje que este autor ha experimentado hacia la abstracción desde sus primeros años de Realismo Crítico. «Entonces no concebía el espacio sin el elemento humano aunque, progresivamente, éste se ha ido diluyendo hasta desaparecer», recuerda alguien que se niega a establecer los significados de su obra.

Camino por definir

«Yo no soy quien para invitar al espectador a un viaje determinado, cerrado. Yo puedo mostrarle posibilidades, ventanas que puede traspasar o no, ese es su problema. Si definiese totalmente el hecho plástico éste moriría en sí mismo», asegura.

Para Trenado «la realidad es común a todos pero el fin último del artista es regenerarla, manipularla y repetirla hasta ofertarla como algo nuevo». Un camino en el que el autor no puede esconderse sino desnudarse hasta dónde el pudor se lo permita.

«Si no me está sucediendo algo, si algo no se mueve dentro de mí, generalmente en términos sentimentales, no puedo tocar un pincel, es algo que creo básico a la hora de enfrentarse al arte. Todo autor, si es honrado, lleva a cabo un trasvase emocional desde sí mismo al producto, como una necesidad de llevar algo a cabo», asegura este profesor de pintura que repite a sus alumnos de la Universidad de Granada su concepción íntima del arte.

«Es como aquella frase atribuida a Lorca de Yo escribo para que me quieran. Cuando pintas quieres que viajen contigo, nadie quiere embarcarse en una puesta de sol a solas sino compartirla. En pintura, o se tiene emoción y se comparte, o se viene abajo. Si eres sincero y honrado y no piensas sólo en si la obra se venderá o tendrá éxito estás compartiendo parte de ti mismo, y en ese compartir siempre tienes cómplices», apunta.

«Siempre se lo repito a los alumnos que empiezan, si mi discurso llega y es convincente es sólo porque viene de lo que creo, de mi propia vida. Difícilmente se puede trasmitir algo en lo que no se cree». fvila@lavozdigital.es
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