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«Estamos muy orgullosos de que nuestro hijo haya salvado cuatro vidas, pero ahora sólo queremos darle un abrazo»

REGIÓN MURCIA
«Estamos muy orgullosos de que nuestro hijo haya salvado cuatro vidas, pero ahora sólo queremos darle un abrazo»
Los padres de Juan Tomás Rodríguez, el héroe murciano del terremoto de Perú, esperan el regreso del joven esta semana
F. CARRERES/MORATALLA

A LA ESPERA. Juana y Tomás, ayer, en su casa de la huerta de Moratalla, con la edición de La Verdad que narra la hazaña de su hijo en Perú. / JAVIER CARRIÓN / AGM

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«Mamá, no te asustes, ha habido un terremoto muy fuerte pero yo estoy bien. Ahora tengo que subir todo lo que pueda por si hay un tsunami. Ya os telefonearé». La llamada de Juan Tomás Rodríguez, el «héroe» moratallero que ha salvado la vida de cuatro personas en la playa peruana de Pisco, evitó que la angustia de sus padres fuera mayor. Aun así, han pasado cuatro días entre la ansiedad por no tenerle cerca y el orgullo de saber que, gracias a su coraje, dos niñas y sus padres están vivos.

El joven estudiante de Ciencias Ambientales se ha convertido en uno de los ángeles salvadores del terremoto que azotó la costa peruana, al lograr salvar de entre los escombros de Pisco a una familia de cuatro miembros completa. Además, pasó 24 horas seguidas con un grupo improvisado de voluntarios que iba por las calles buscando sobrevivientes. «La verdad es que sí, estamos muy orgullosos -reconocían ayer sus padres, Tomás y Juana, en su casa de Moratalla. Pero lo único que queremos ahora es verle aparecer por esa puerta y darle un abrazo muy fuerte».

El terremoto que se ha cobrado medio millar de vidas en Perú replicó en Moratalla a las seis de la mañana del miércoles. Después de que Juan Tomás telefonease a sus padres, no volvieron a conciliar el sueño. «Nos dijo que estaba bien, pero yo le oía correr y a sus compañeros meterle prisa. Existía el riesgo de un tsunami y ni siquiera sabíamos si encontraría un lugar lo suficientemente alto para protegerse», recuerda la madre, ya aliviada después de 48 horas de muchos nervios.

Estudiante de Ciencias Ambientales de la Universidad de Granada, montañero y amante de la naturaleza, Juan Tomás, de 27 años, viajó a Pisco a finales de julio para trabajar en un proyecto sobre humedales patrocinado por las universidades de Granada y Perú. Allí se alojó en casa de un profesor universitario, pero aprovechó la primera semana para hacer turismo. Regresó a Pisco justo la tarde del terremoto. «Estaba en casa fumando un cigarro y la tierra comenzó a temblar. Logró salir a la calle, pero cuando terminó, regresó para buscar a la propietaria de la casa, cogió su mochila y su casco con linterna y se echó a la calle», cuenta satisfecha su madre.

Solidario por naturaleza, Juan Tomás se unió a un grupo espontáneo de voluntarios y comenzó a a buscar súpervivientes. Al divisar la vivienda derrumbada donde estaba atrapada una pareja y sus dos hijas, el grupo de socorristas espontáneos se turnó para entrar por un agujero donde «solamente cabía uno a la vez».

Cuando él joven moratallero entró, consiguió sacar de entre los escombros a la familia. Después de 24 horas sin parar de buscar y socorrer, Juan Tomás se dio cuenta de que su ayuda ya no tenía muchos frutos. «Los voluntarios le acompañaron hasta que le paró un coche que le acercó al cruce de la carretera Panamericana, que se dirige a Lima, y allí ya tomó un autobús hasta la capital peruana». Ya en Lima, se reunió con su docente, y desde entonces está a la espera de lograr un vuelo que le traslade a España, donde le esperan sus padres, su hermana y su novia de Málaga, que también ha pasado la semana aferrada al teléfono móvil como quien se agarra a una tabla de salvación.

«La verdad es que han sido 48 horas de amargura, pero lo único importante es que nuestro hijo está bien y que ha salvado cuatro vidas», se despide, satisfecho, el padre de Juan Tomás, que sopesa la opción de prepara una fiesta de bienvenida a su hijo esta semana, cuando está previsto su regreso a Moratalla.
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