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Vuelve el exceso de los 80

Vuelve el exceso de los 80

Ya hay quien tiembla ante el regreso de Cindy Lauper, y no es precisamente su talento musical el que queda en entredicho: la década de la opulencia estética vuelve. Ahora que las estrecheces nos hacen pensar en la abundancia rescatamos el tupé, el cardado y el zigzag, el labio rojo y el ojo enmarcado y remarcado como nunca. A un lado queda la insinuación, todo es evidencia. Parece que empezábamos a cansarnos del discreto estilo «nude» en el que la premisa es la naturalidad y tocaba revisar la discografía de los años de la movida. Si de Lauper las pasarelas internacionales, y estos días Cibeles, se quedan con su mirada subrayada a golpe de «khôl», de Madonna se impone una melena deslavazada de marcadas raíces negras o unos labios anaranjados, mate y de dimensiones tímidas.
Es decir, aparcamos los rellenos de ácido hialurónico: en lugar de destacar con los rasgos se intenta con el maquillaje. «El goteo de los 80 ha calado muy profundo, el color, la profundidad, la oscuridad. Atrás quedan los look suaves y desnudos, el maquillarse en cinco minutos. Llega la inspiración suburbana que esculpe el rostro», explica Baltasar González, maquillador de Mac, que acaba de crear una línea en la que el negro viste incluso los labios en una concesión al «punk».
Al paso de la crisis
Si llevamos la inspiración al extremo y partimos de las divas mencionadas, de Melanie Griffith en «Armas de mujer», Cher o de Alaska, pues también nos guían las «top» del momento: Cindy Crawford y su melena cardada, Iman y su boca perfectamente delineada
Y todo ello inmersos en la debacle económica. ¿Casualidad o causalidad? Ricardo Feliú, sociólogo de la Universidad de Granada, apunta la importancia de quién marca las tendencias, por un lado, y a quién van dirigidas, por otro. «Asistimos a una divinización de los 80 (videojuegos, películas, Paramount Comedy, etc.), y curiosamente, los que la vivimos, abominamos hoy de su estética, aunque nos divierte. Pero en realidad el target no somos nosotros sino nuestros hermanos menores o hijos, que nos tienen como referente. El poder adquisitivo de este público, entre 12 y 14 años, es, a pesar de la crisis, muy fuerte, ya que los padres tratan de suplir la falta de tiempo con el consumismo. Aquí está la clave: a quién hay que estimular para no perder dinero». Desde Synovate Iberia, empresa experta en estudios de mercado, Antonio Malillos cuenta que el consumo en cuidado personal ha caído; «sin embargo, en otras épocas de crisis, como ocurrió en los locos años 20, se potencia la estridencia, el color rojo, por ejemplo».
¿Y cuáles son los imprescindibles para ser ochentera y no morir en el intento? Roberto Siguero, maquillador de Lancôme, marca que cuenta entre sus novedades con Declaring Indigo, una apuesta por pasar del negro en mirada y uñas al azul noche, nos da la clave. «Perfilador de ojos, trabajar la banana (forma típica de la época y que ahora vuelve con fuerza), sombras de ojos de colores llamativos, art-liner para delinear bien la mirada y rojo de labios». Todo bien aderezado con una melena pasada por la plancha, preferentemente en zigzag, un rizado artificial y buscado que se ha aburrido del liso total de los últimos tiempos.
Toca rescatar el refrito que tanto daño hizo a la fibra capilar (por suerte hoy contamos con la cosmética de protección térmica), el tupé y el cardado, aunque con algo más de movimiento: en lugar de laca, spray de fijación, que encorseta menos y flexibiliza más. Queda perfecto en melenas de largo medio, las favoritas de los 80 junto al corto, que vuelve a ser actualidad gracias a Victoria Beckham, Agness Deyn, Raquel del Rosario o Soraya. Para Guido Palau, director creativo de Redken, éste es el último look de las calles de Nueva York. «Los cortes calados inspirados en los 80 son los más hot, veo muchas modelos y celebrities con cabello corto. Además hay tantas maneras de peinarlo puede suavizarse con sérum para un control medio, peinarlo hacia atrás con bálsamo alisador o llevarlo al revés (es decir, peinado cabeza abajo para que quede en punta, como con cresta), el más simbólico, definido con paté de peinado que le aportará fijación y manejo».
Ya hay quien tiembla ante la perspectiva de tener que disfrazarse otra vez con maquillajes y peinados pomposos, tejidos de terciopelo o lamé, y quien se divierte pensando en que todo look vintage regresa suavizado: tendencia no obliga, en cualquier caso.
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