Colón hasta los huesos
– El forense José Antonio Lorente, director de los análisis de ADN del Almirante, confirma que los restos de Sevilla son «los suyos» – «Ya no hace falta investigar los de Santo Domingo», explica
J. C. R.
Los forenses José Antonio Lorente y Miguel Botella, responsables de la investigación, junto al cofre con los huesos de Colón
Madrid- Ya se sabía. Aunque hasta ahora no había habido una confirmación oficial y tajante del responsable directo de los análisis de ADN de Cristóbal Colón, José Antonio Lorente: «No hacen falta más datos. Los restos de Sevilla son los suyos». Un enigma menos. De hecho, al contrario de lo que venía afirmando hasta ahora, Lorente señaló que «ya no nos hace falta» analizar otros presuntos restos del Almirante, como los que resguarda el faro de Santo Domingo. La certeza es, ya, absoluta. «No nos hacen falta esos datos y si, finalmente, no se nos permite investigar allí, tampoco pasa nada», afirmó Lorente, aunque admitió que el estudio de los huesos que están en Santo Domingo «permitiría completar la historia».
«Sin lugar a dudas». Los investigadores del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, del que forma parte Lorente, prácticamente llevaban ya un año y medio con la convicción de que los huesos conservados en el mausoleo de la Catedral de Sevilla eran los verdaderos restos del descubridor de América. Así lo apuntaban las «compatibilidades» genéticas con los de Diego Colón, el hermano menor del Almirante, custodiados en el Museo Pickman de la Fábrica de Cerámica de La Cartuja, también en Sevilla, y los de Hernando Colón, el gran bibliófilo e hijo del descubridor. Desde entonces, los investigadores universitarios esperan la autorización para viajar a Santo Domingo -que se niega ahora a que se analicen sus «restos» de Colón-, pero no han dejado de estudiar una y otra vez los restos de ambos hermanos y el hijo con distintas técnicas de identificación genética. Y no hay dudas.
Lorente contó ayer cómo los restos «se estudiaron y se compararon con el hermano y con el hijo», y agregó que «es seguro que un porcentaje de los huesos de Colón está en Sevilla», aunque también dejó abierta la puerta a que «tiene que haber otros huesos en otros lugares». Entre otras cosas, porque los que llevan apenas un siglo enterrados en la catedral sevillana, tras su regreso de Cuba, no suman más de 300 gramos. Y es que Colón murió en 1506 en Valladolid, pero en 1796 sus huesos «regresaron» a La Habana.
Esas muestras centenarias, paralelamente, están siendo usadas para otra investigación en cierto modo colateral y que busca dar respuesta a otro de los múltiples enigmas que encierra Cristóbal Colón: ¿era realmente de Génova? Para ello, se están extrayendo restos genéticos en el norte de Italia, Portugal, Cataluña y Mallorca, algunos de los lugares que compiten por ser el «origen» de Colón, de ciudadanos apellidados Colombo, Colone, Colom o Colón. El objetivo es, según Lorente, «establecer una relación de probabilidad» de las coincidencias con los rasgos genéticos de Sevilla y en comparación con los descendientes.