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El integrismo amenaza a Canarias

El integrismo amenaza a Canarias

El reciente secuestro de tres cooperantes españoles en Mauritania, uno de los cuales resultó herido, ha puesto sobre el tapete el peligro que acecha al Archipiélago Canario debido a la inestabilidad que se vive en el Sahel y que podría afectarnos. La franja saheliana se presenta como un inmenso potencial para la estrategia de los terroristas de Al Qaeda en la Tierra del Magreb Islámico, bautizado así desde comienzos de 2007.

En todo este entramado en el que hay un incremento del terrorismo yihadista que afecta especialmente a Marruecos, Mauritania y Argelia, Canarias puede no salir bien parada, teniendo en cuenta que el contencioso del Sahara no ha dejado de pasarnos factura desde la entrega del territorio en noviembre de 1975.

Que duda cabe que el terrorismo de corte islamista se ha convertido en la principal amenaza no sólo para la seguridad de los países del norte de África, sino para el Archipiélago Canario.

La existencia de un estado de los denominados fallidos, como pudiera llegar ser es el caso mauritano, nos afectaría de lleno. No sería improbable la posibilidad de que un grupo terrorista de tendencia fundamentalista pueda alcanzar el poder en este país. Hechos como el ataque a un destacamento militar en Al Mreyti, al noreste de Mauritania, en junio de 2005, en el que hubo 15 bajas entre la guarnición así lo demuestran.

La permeabilidad de sus fronteras es un hecho incuestionable, así como la incapacidad de las fuerzas de seguridad mauritanas para enfrentarse a esta lacra del siglo XXI.

Es precisamente nuestra cercanía física hacia el Magreb la que hace que la atención de los servicios de inteligencia, especialmente el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y el Centro de Información de las Fuerzas Armadas (Cifas), sea prioritaria.

Los primeros afectados serían los pescadores canarios que faenan en aguas del caladero mauritano, con la no renovación del acuerdo pesquero y a la que le seguirían todos los cooperantes repartidos a lo largo y ancho del país. Para continuar con la búsqueda de rutas marítimas más seguras. Hay que tener en cuenta que alrededor de nuestras aguas pasa el 80% de la producción mundial de petróleo.
Bien es verdad que la balanza comercial es deficitaria para nuestro país. Pero debido a la actual crisis económica y, cuando se habla de nuevos países para invertir, Mauritania es un objetivo preferente para el empresariado canario debido a la carencia de infraestructuras básicas. Pero la inversión sólo se sostendrá si existe seguridad y sólo en 2003, un total de 32 turistas occidentales fueron secuestrados en aquel país.

No sería descartable por ello, a pesar de que pudiera parecer descabellada, la idea de un ataque contra objetivos de los denominados en el lenguaje de la inteligencia militar como blandos, es decir, atentados contra lugares turísticos o de ocio y medios de transporte muy utilizados y débilmente protegidos.

El diputado socialista en el Congreso por Tenerife, José Segura Clavell, ya advertía en un artículo publicado en abril pasado en un diario de esta provincia titulado «Piratería Marítima», acerca del intento, fallido en algunos casos y con éxito en otros, de secuestros de barcos españoles en aguas de Somalia.

Opinan los expertos
Segura Clavell alerta ante lo que él denomina como, «Mares fallidos y piratería marítima» y de la creciente impunidad en tres zonas de África: el África Occidental, el Golfo de Guinea y la región que comprende el canal de Suez hasta la frontera sur de Somalia.

Es precisamente la ancha franja de la costa del Sahara otro de los motivos a tener en cuenta por España. A pesar de que pueda parecer excesivo 1.400 kilómetros desde el norte de Mauritania hasta Tenerife, conviene no olvidar que ninguno de los países ribereños como Marruecos o la propia Mauritania cuentan con el suficiente contingente naval para poder patrullar esta vasta extensión.

España tampoco se queda atrás, puesto que la situación de la Armada en Canarias no es precisamente de lo más prometedora.
El profesor Javier Jordán, titular del Departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Granada no cree en cambio que exista una amenaza real contra el tráfico marítimo en la ribera sur del Mediterráneo (mediante el empleo por ejemplo de pequeños botes suicidas cargados con explosivos).

De opinión diferente es Sir Alan West, jefe del Estado Mayor de la Armada británica, que reconoció en 2004 que las autoridades del Reino Unido temían un ataque de Al Qaeda contra objetivos de la marina mercante en puntos estratégicos como Gibraltar o Suez, a la luz de los datos con los que cuenta la Inteligencia británica tras la incautación de material informático a Mohamed Khan, un ingeniero de Al Qaeda que operaba en Pakistán.

De la misma opinión es el Almirante John Stuffebeem que estuvo patrullando el Estrecho de Gibraltar a bordo del portaaviones Harry S.Truman.

Pero volviendo a los terroristas yihadistas, se sabe a ciencia cierta que disponen de campos de entrenamiento a lo largo del Sahel y sus comandos nunca superan los cinco miembros, siguiendo la doctrina de Mustafá Setmarian, sirio aunque con pasaporte español, enlace de Al Qaeda para Europa y con hilo directo con Osama Bin Laden, para poder asumir mejor las acciones violentas sin distinción de las víctimas.

Mauritania, santuario terrorista

Si algo ha frenado la expansión de Al Qaeda en la Tierra del Magreb Islámico en su aproximación hacia el Sahara ha sido la escasa preparación militar de los miembros que la integran, puesto que carecen de la instrucción y experiencia en combate, al contrario de lo que ocurrió con los muyahidines que lucharon en Afganistán, Chechenia o Bosnia. Son células durmientes y que están comenzando a ser activadas para participar en actos tales como facilitar hospedaje, ayudar en un traslado de material o falsificar documentación. De hecho, los servicios de inteligencia occidentales han detectado la sustracción de explosivos de las minas de hierro de Zouerat, así como el tráfico de armas a las mafias que operan en el Sahel.

Pero no por ello las autoridades españolas deben bajar la guardia. Es cierto que las diferentes antenas del CNI en los países donde se refugian los terroristas, Malí, Níger, Senegal y Mauritania se ha incrementado. En esta labor se han visto apoyados por los diferentes destacamentos que la Guardia Civil tiene en alguno de esos países africanos.

De hecho, el instituto armado ha tejido una red de informadores alrededor de los diferentes subsaharianos que han llegado a las Islas a bordo de cayucos.

La lucha contra las redes yihadistas en sus países de origen presenta notables dificultades. La carencia de una infraestructura legislativa, ejecutiva y judicial supone una barrera cuando se trata de negociar con las autoridades de esos países y además, en la mayor parte de los casos hostiles a la presencia occidental. A ello se une, en la mayor parte de los casos, la corrupción que alcanza a las más altas instancias. En el caso del secuestro de los cooperantes españoles parece ser que, la delación por parte de un mauritano, que trabajaba con la ONG catalana y que facilitó a los terroristas el recorrido, número de vehículos, ruta escogida y nula escolta, propició el rapto de estos. Esta cooperación sólo se ve reforzada a veces en el plano policial o militar con la presencia de instructores y debido más a la sintonía de los militares, que a las instrucciones que reciben de sus respectivos gobiernos.

En el caso de España en general y de Canarias en particular, debemos mantener y cuidar las relaciones con el reino alauita, no sólo por su importancia comercial, sino por su vecindad.

Sáhara, un problema candente

La otra gran incógnita que se nos plantea es en caso de que el Sahara obtuviese la independencia por parte de Marruecos, cosa improbable por el momento y dada la debilidad militar del Frente Polisario ¿de qué manera afectaría al Archipiélago Canario?
El problema comenzaría a alcanzar tintes de preocupación desde el mismo momento en que las células yihadistas se infiltrasen entre la población saharaui. De hecho, en la entrevista del diario El País, del pasado 10 de enero con tres de los siete europeos y americanos secuestrados por Al Qaeda en el Magreb Islámico, Mariane Petzold, una profesora alemana de 76 años, que vivió en los años setenta en Níger, reconoció al líder de este grupo, Abud Zeid. «Todas sus tropas eran multinacionales, incluían a marroquíes, libios, saharauis, mauritanos, malienses, nigerianos y nigerinos». Grave problema se plantearía para Canarias en el hipotético caso que en el Sahara se diese un estado de los llamados fallidos y con la posibilidad de infiltración de elementos de Al Qaeda en el Magreb Islámico. España y Canarias siguen estando en el blanco de salafismo.

Está claro que España debe mantener un nivel de alerta máximo con aquellos gobiernos que tienen capacidades limitadas para la lucha antiterrorista. El nuevo yihadismo supone una grave amenaza para la seguridad de nuestro país en general y de Canarias en particular. Por ello, Al Qaeda en el Magreb Islámico ha reforzado su componente con los secuestros, con los cuales obtiene una doble victoria. Por un lado, consigue fondos para continuar armándose y por otro, un gran impacto mediático debido a la vulnerabilidad de nuestra sociedad, lo que traerá consigo un desgaste del Estado de Derecho.
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