Educación, ciencia y cultura
LUIS BALBUENA (*) Y RAFAEL PÉREZ GÓMEZ (**) Se acepta como principio que, en la sociedad del siglo XXI, el ciudadano debe tener las claves culturales para conocer e interpretar cuanto de Ciencia y Tecnología ocurre en su entorno y más teniendo en cuenta el vertiginoso desarrollo que se viene produciendo en esos campos en los últimos años. La Escuela, en el amplio sentido del término, debe dar respuesta a ese reto con medidas eficaces y realistas como plataforma indispensable para que las personas puedan vivir con dignidad en la sociedad. Centraremos la atención sobre la forma en que debe ser tratada la enseñanza y el aprendizaje de las Ciencias y las Tecnologías en los estudios no universitarios para poder conseguir el objetivo de dotar al alumnado, y, por tanto, a la futura ciudadanía, de una cultura científico-tecnológica de la que, en general, carece hasta este momento, lo cual creemos implica una visión cultural de las mismas. Debemos propiciar una mejora de la formación y de la información en estos temas analizando esas áreas para tratar de determinar el qué y el cómo. Sabemos que el sistema educativo, en general, tiene una rigidez normativa que entorpece cualquier modificación que se quiera introducir; pero también sabemos que es desde él como únicamente se pueden lograr cambios en cualquier sociedad y ahora, cuando es la sociedad la que está sujeta a cambios vertiginosos y las Ciencias y las Tecnologías avanzan de forma exponencial, la Escuela debe ser la primera institución desde la que se ayude a asumiros y a dominarlos. Mas, independientemente de lo dicho que mira al futuro, hemos de analizar el pasado y corregir actuaciones que han llevado tanto a las Ciencias como a las Tecnologías a compartimentos estancos, ajenos a la cultura que nos es propia. Es decir, desde las enseñanzas científico-tecnológicas es posible conocer mejor todos los aspectos relacionados con las llamadas «Humanidades» y entrar en lo que se conoce como la Cuarta Cultura.
Por otra parte, en el ámbito escolar, hemos de ser conscientes del papel trascendental que juega el profesorado no sólo en todo proceso de enseñanza y aprendizaje sino en el éxito de las reformas u otras modificaciones que se quieran hacer.
Ahondando más en el cambio vertiginoso de la sociedad, en estos momentos se están produciendo en el mundo una serie de acontecimientos que, cuando menos, harán que reflexionemos sobre el camino que nos ha conducido hasta aquí. Wall Street está haciendo tambalearse a todas las economías del mundo. Se va de una jornada negra a otra más negra aún. Ha tocado fondo la espiral sin fin que se había generado alrededor de la necesidad de ganar cada vez más dinero por las grandes multinacionales, sin dudar en explotar incluso a niños y niñas o en forzar conflictos en países poseedores del petróleo para garantizar sus enormes beneficios. Así no dudaron en abanderar lo que se ha llamado globalización (de la economía, se entiende) cuando, como dijo Federico Mayor Zaragoza, lo único que realmente está globalizada en el Mundo es la pobreza. Al parecer el modelo económico mundial va a ser revisado por insostenible.
Esto nos induce a pensar en que hay que realizar cambios importantes en la Educación, es decir, en la Escuela, que es donde deben formarse las personas que después se incorporarán a la sociedad y contribuirán a su sostenimiento y desarrollo. ¿Qué sociedad queremos? y ¿qué Escuela necesitamos?, son preguntas que se implican entre sí. Estamos en un momento en el que parece cobrar fuerza la idea de que otro mundo es posible y una pieza clave está en la Educación escolar, pero ésta no puede ni debe concebirse como algo estático y cerrado sino que ha de evolucionar especialmente al ritmo del conocimiento.
«En la sociedad moderna, la necesidad apremiante de desarrollar una ciudadanía que esté formada matemática, científica y tecnológicamente es muy similar a los antiguos argumentos para el logro de niveles básicos de competencia de lectura y escritura en los adulto»
Krugly-Smolska, Proyecto P.I.S.A. 2000
Aunque este párrafo nos indica uno de los caminos que hemos de explorar para la transformación de la Escuela, no podemos perder de vista que la formación de una persona es mucho más compleja ya que, sin temor a equivocarnos, podemos apostar porque la Educación para la Sociedad del Conocimiento se guíe desarrollando competencias en:
1 Lenguas: para poder establecer la comunicación entre iguales.
2 Humanidades: para entender y civilizar a la persona.
3 Artes: para cultivar la reflexión y educar las emociones.
4 Filosofía y las Matemáticas: para pensar mejor y ser herramientas básicas del conocimiento.
5 Ciencias Sociales: para vivir en sociedad.
6 Ciencias Experimentales: para entender el Universo, a nivel microscópico y macroscópico.
7 Ingenierías y Tecnologías: para extender el poder y capacidad de nuestro cuerpo en el dominio y adaptación de la Naturaleza.
Y, por último, hemos de tener en cuenta que también se fomenta el desarrollo de las competencias anteriores en marcos de aprendizaje extraescolares: las familias, en primer lugar, el entorno -próximo o el virtual-, en espacios de ocio -museos, ferias, etc.- y, sobre todo, fomentando el hábito de la lectura.
(*) Luis Balbuena Castellano es catedrático de Matemáticas y miembro del comité asesor de Desafíos de la Cultura en el siglo XXI´y director de la mesa Divulgación del pensamiento científico en la escuela.
(**) Rafael Pérez Gómez es doctor en Matemáticas, Universidad de Granada.
Director de la mesa Divulgación del pensamiento científico en la escuela.
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