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San Bartolomé rompe la tradición

– San Bartolomé rompe la tradición

Renovarse o morir. Ésta es la filosofía que ha permitido al colegio mayor de San Bartolomé y Santiago sobrevivir 300 años, más que ninguno en otro España. A partir de ahora incluso podría acoger a alumnas.

El prestigio es caro, pero no porque para alcanzarlo hagan falta cifras monetarias astronómicas. Todo lo contrario. Se precisa de mucho esfuerzo, cierta humildad, buen hacer y pocas manchas a lo largo del tiempo. Han pasado ya más de tres largos siglos desde que Juan de Leyva se convirtiese en el primer estudiante del colegio mayor San Bartolomé y Santiago en 1649 y el prestigio de esta institución parece ganado. Este joven nunca podría imaginar entonces, en plena Granada del siglo XVI, que las puertas de la institución que atravesaba en esos momentos recibirían durante centurias a otros que, como él, buscaban una formación universitaria y humana.
El colegio mayor que habitó Juan de Leyva ha cambiado durante sus más de tres siglos de vida, evidentemente, pero su espíritu sigue vivo. Probablemente esta sea la clave de su prestigio -refrendado hace un año con la medalla de oro de la ciudad-, una fama bien merecida y que ha contribuido a que sea igualmente la residencia de estudiantes más longeva de España.

El colegio siempre ha sabido adaptarse a la sociedad en la que le ha tocado vivir y sus circunstancias, así ha pasado en todas las épocas, reflexiona su actual director, José Luis Pérez-Serrabona, profesor de la vecina Facultad de Derecho, un centro cuya vinculación con esta residencia siempre ha sido especial. De la misma manera que durante la Guerra Civil el edificio fue, por necesidad, un improvisado hospital militar, ahora se abre la posibilidad de que ´Los Bartolos´, como se conoce tradicional y cariñosamente a un centro totalmente integrado en la sociedad granadina, se adapte nuevamente y , por primera vez, admita a las mujeres tras más de tres siglos de veto. No tengo noticias de que, por el momento, vaya a ser así, pero es factible, ya que ahora se dan las condiciones para ello, comenta al respecto su director.

Cambio de gestión. Esta especie de ´revolución´, que rompe con una tradición de alumnos masculinos que perdura desde hace más de 300 años, se empezó a gestar hace meses, cuando el Consejo Consultivo de la Universidad de Granada (UGR), del que dependía el patronato de la residencia, delegó la gestión directa del centro a la Universidad. El cambio de titularidad provoca que el colegio mayor, que durante décadas dependió del Arzobispado de Granada, pueda ser considerada ahora una institución más pública que nunca y que, por tanto, abra la posibilidad de que las alumnas de la UGR accedan por primera vez al centro más prestigioso de Granada. No será traumático, pero hace escasas décadas las mujeres ni siquiera podían entrar en el patio del colegio para hacer una visita, su presencia estaba totalmente vetada. La situación afortunadamente ha cambiado, explica Pérez-Serrabona.

Las residencias mixtas, en cualquier caso, no parecen tener especial predicamento en Granada. De los trece centros de estas características que reúne la ciudad, todos ellos fundados en pleno siglo XX, tan sólo uno comparte alumnado masculino y femenino. Se trata de la residencia Isabel la Católica, y actualmente ni siquiera está abierta ya que se halla en pleno proceso de remodelación. El director afirma al respecto que muchas familias todavía son reacias a dejar a sus hijos en colegios que compartan chicos y chicas. Argumentan, no sé si de forma fundada o infundada, que esta circunstancia puede afectar a su rendimiento .

El tiempo dictará finalmente si las puertas de San Bartolomé se abren finalmente para las alumnas. Habrá que esperar acontecimientos, pero precisamente de eso sabe mucho este colegio que ha pasado por todo tipo de vicisitudes y alguna que otra crisis a lo largo de su larga historia.
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