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«Nos hemos sentido como si fuésemos unos apestados»

«Nos hemos sentido como si fuésemos unos apestados»

Los últimos estudiantes de la UGR que quedaban en México regresaron ayer con la sensación de que «la preocupación es mayor en España»

Se dice que la población medieval tenía más terror a la peste que por entonces diezmaba ciudades enteras que al propio diablo, por mucho que los curas de la época tratasen de meter el miedo en el cuerpo a sus contemporáneos con éste último. El mundo ha progresado mucho desde entonces, pero hay ciertos miedos que no se pierden: mientras los más de 100 estudiantes de Óptica y de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de Granada (UGR) que estuvieron estos días de viaje de estudios en México bajaban de los autobuses que les trajeron de vuelta a Granada, algunos viandantes no podían ocultar cierto recelo a su lado e incluso se tapaban la boca.

«A veces nos hemos sentido como unos apestados», explicaba Pablo Regodón, alumno de Ciencias de la Actividad Física, tras un viaje maratoniano que comenzó a las ocho menos cuarto del martes, hora mexicana, y concluyó a las ocho de la tarde de ayer, hora española, frente a la estación de trenes granadina.

Los abrazos de los jóvenes con sus familiares eran especialmente efusivos en el momento del reencuentro. «Nuestras familias estaban casi más preocupadas que nosotros, nos llamaban por teléfono todo el rato, pero lo cierto es que en la zona donde estaba nuestro hotel,en el estado de Quintana Roo, no notamos demasiada inquietud», comentó David Hidalgo, estudiante de Óptica. «Hemos comprobado que hay más preocupación en España que en México», ratificó Pablo. Eso sí, durante su estancia en el país centroamericano intentaron sin éxito comprar mascarillas. «Estaban agotadas».

Algunos temían más la posibilidad de que cerrasen las fronteras y quedasen atrapados. «Lo peor hubiese sido no poder salir de México, un país donde los medios sanitarios seguramente son peores», reconoció David. La mayoría confesaba, además, que la sugestión y el miedo a caer enfermos puede ser su principal enemigo durante los próximos días. «Me temo que ahora vamos a mirar con lupa cada estornudo o cada tos».

A los estudiantes también les llamó la atención que a su llegada al aeropuerto de Barajas no tuviesen que pasar ningún control. «Recogimos las maletas y nos fuimos con normalidad. Tan sólo tuvimos que rellenar unos papeles con nuestros nombres y otros datos personales en el avión», destacó Pablo. Lo que tienen claro estos jóvenes es que, por casualidad, han vivido una experiencia «de esas que se pueden contar a los nietos».
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