Hijo y hermano de forenses, sus investigaciones genéticas le han conducido hasta adentrarse en la Historia de España. Por su laboratorio en la Universidad de Granada han pasado los restos de Cristóbal Colón que se conservan en Sevilla. Ha colaborado puntualmente con la Guardia Civil para esclarecer más de 200 desapariciones e incluso ya ha trabajado en la identificación de fusilados durante la Guerra Civil. Lorente, que mantiene contacto directo con los profesionales que realizan las labores de identificación de las víctimas del accidente aéreo de Barajas, donde han muerto 154 pasajeros, defiende la rigurosidad de las identificaciones .
-En las situaciones de tragedia como la vivida en Barajas, ¿existe algún protocolo para identificar a las víctimas?
-Hay desde hace aproximadamente quince años una serie de protocolos para la identificación de víctimas de desastres masivos, es un protocolo universal. De lo que se trata es de conseguir la mayor información posible de todas las víctimas en vida y compararla con sus familiares más directos.
–¿Por qué es tan complicada la identificación en un accidente de avión cuando se dispone de la lista de pasajeros?
– En este caso nos encontramos ante un desastre de tipo cerrado donde se sabe con certeza absoluta quiénes son las personas que iban a bordo del avión. La identificación más sencilla es la visual pero en casos de accidentes aéreos donde hay grandes lesiones en los cuerpos por factores como el fuego, los trabajos se complican. Hay que acudir a otras técnicas como la huella dactilar, con la que se ha identificado a casi un tercio de las víctimas. Si eso no sirve se recurre a la ficha dental, que es única para cada persona pero que requiere de los datos previos que pueda proporcionar el dentista. De manera paralela se opta por obtener una muestra de ADN de las víctimas, de tejidos que estén intactos. El ADN se reduce a una serie de de números y letras, y lo que se hace es compararlo con familiares de las víctimas.
– ¿Parece que esta técnica requiere de tiempo y no está exenta de dificultades?
– La identificación es relativamente sencilla si se dispone de muestras directas de los padres de la víctima. Lamentablemente en accidentes de este tipo nos encontramos con víctimas que no tienen a sus padres y entonces se compara con otros familiares, hijos, hermanos… Cada víctima es un mundo diferente. No obstante se están haciendo bastante deprisa y bien porque normalmente las identificaciones duran dos, tres y hasta cuatro semanas. A veces no sirven los datos de familiares lejanos y ello hace que el proceso sea más lento. Después hay problemas evidentes que pueden surgir. En situaciones similares han existido casos de paternidades que no son ciertas o personas adoptadas.
-Hay un caso de una persona adoptada y encontrar a los padres biológicos puede ser complicado…
-Nosotros desde la Universidad hemos dicho que los niños adoptivos tienen que tener un registro especial de ADN. Hace seis meses desde la empresa Lorgen hicimos una propuesta a las asociaciones de padres que adoptan para que enviasen una muestra de los niños a este laboratorio al objeto de conocer su ADN y tenerlo guardado como si fuera un seguro de vida. El ministro de Interior [Alfredo Pérez Rubalcaba] dice que hay un caso y que se puede hacer por exclusión pero las identificaciones científicas tienen que ser positivas y certeras. No puedo decir, aquí hay piezas que encajan y queda una que no encaja, luego será esa.
-¿Cuánto tiempo puede durar una identificación cuando se disponen de datos fiables?
– Si los expertos tienen los datos de la madre y del padre de la víctima en cuestión de media hora o una hora se queda completo el estudio estadístico. Ahora bien, si los datos que tenemos es de un primo hijo del padre o de una prima de la hermana de la madre, por poner unos ejemplos, el asunto se complica y los procesos de identificación pueden durar más.
– Usted aconsejaba en un artículo reciente que era necesario tener serenidad. ¿Los profesionales que intervienen se ven presionados por la angustia y el dolor de los familiares que quieren tener el cuerpo de sus seres queridos?
-Evidentemente, es imposible aislarte de la información diaria. Los directores de laboratorios que están a cargo de las identificaciones, porque son los que tienen el trato con las autoridades políticas, no deben pasar la presión a los que trabajan en el caso para que conserven esa serenidad. Los profesionales tienen que ser personas con experiencia para no dejarse llevar y cometer errores de cálculo. Luego con el trabajo se consiguen los objetivos.
-¿Existe la posibilidad de que no se lleguen a identificar a alguno de los cadáveres?
– Creo que no porque más o menos hay familiares de todas las víctimas y la acción del fuego no fue especialmente intensa. Cuando hay una explosión de combustible en un espacio abierto se produce una gran bola de fuego y luego restos de humo. La identificación visual se complica porque se transmite al cuerpo mucho calor en poco tiempo y le destroza los rasgos faciales, incluso las huellas dactilares pero el calor actúa en pocos segundos y las partes internas del cuerpo siguen conservadas. Será más difícil en algunos casos buscar muestras adecuadas y válidas, como es el caso del niño adoptado, pero se hará finalmente.
– ¿La tragedia del Yakovlev en Turquía ha obligado a extremar el celo profesional?
– Diría que no. El problema de Turquía [en el que murieron 62 militares españoles] es que no hubo un grupo de identificación trabajando con libertad absoluta y siguiendo criterios científicos. Evidentemente se hizo muy mal.
– En los contactos que mantiene con sus colegas de Madrid, ¿le trasladan optimismo para poder identificar pronto los cadáveres?
– Están haciendo un trabajo muy bueno, los análisis los hacen por duplicado y se vuelven a comparar los datos. No es que sea un proceso lento, es como es, y la verdad es que la gran mayoría de los casos quedará listo a lo largo de esta semana y luego quedarán casos difíciles por falta de muestras para comparar o porque haya que volver a repetir el análisis del ADN. Pero los laboratorios de la Guardia Civil están a la altura de otros países europeos.
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