Las ingenierías, coto masculino
Pese a que la presencia femenina es cada vez mayor en casi todas las facultades de la UGR, todavía existen estudios, como los de Ingeniero de Caminos, con poco más de un 20% de alumnas.
Los estereotipos no se derriban de un día para otro, por mucho que los cambios sociales se sucedan actualmente a velocidad de vértigo. Hace no demasiados años, muchas de las jóvenes que accedían a la Universidad de Granada (UGR) sabían que su futuro pasaba de forma casi ineludible por estudiar alguna carrera de la rama de Ciencias de la Salud o de Ciencias Sociales, las que más ´tirón´ tienen entre las mujeres. Pocas se aventuraban a estudiar una carrera técnica.
Ha pasado el tiempo, las féminas ya son mayoría en el alumnado de la UGR -suponen el 59%-, pero hay cuestiones que parecen resistirse al cambio. El alumnado femenino en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, por ejemplo, apenas representa poco más del 20% del total. Sigue siendo un coto masculino. Las orlas de final de carrera siguen repletas de rostros de hombres.
No es el único caso, ya que en otros centros de la UGR, todos ellos ligados a la rama científico-técnica, también hay desequilibrios en cuanto a la presencia de hombres y mujeres. Así ocurre en Arquitectura Técnica, en Informática o en Telecomunicaciones. Eso sí, los responsables de estos centros coinciden en señalar que las matriculaciones de mujeres han aumentado en los últimos años.
Los estudiantes reconocen que muchas veces se dejan llevar por la tradición y por los estereotipos que se derivan de ella a la hora de elegir un tipo de estudios, pero no es la única causa. La mayoría también coincide en que la escasa presencia femenina en las carreras técnicas se debe, simplemente, a una cuestión de gustos. «Nadie prohíbe que una estudiante haga una ingeniería, pero no les llama la atención», comentó Juan Francisco Fernández, alumno de Caminos. «Eso sí, cuando se deciden a estudiar una ingeniería suelen sacar mejores notas que nosotros», añadió. Mientras, Alberto, su compañero de clase, expresaba en alto su deseo: «¡Ya nos gustaría que más chicas se animasen a venir por aquí!».
Bachillerato. El origen del desencuentro entre las ingenierías y las mujeres estudiantes habría que buscarlo en la etapa preuniversitaria, es decir, en el Bachillerato. Es el momento en el que los adolescentes eligen entre varias opciones de estudio que les servirán de puente para entrar posteriormente en una y otra carrera. Pues bien, los datos en esta etapa hablan por sí solos: menos del 15% de las jóvenes andaluzas se decantaron el pasado año por la opción científico-técnica, según datos autonómicos. Muy por delante estaban, como era de esperar, las opciones de ciencias sociales, ciencias de la salud y humanidades.
«Creo que a muchas jóvenes les gustaría estudiar una ingeniería o Arquitectura, una carrera en la que ha crecido mucho el número de mujeres en los últimos años, pero la tradición sigue pesando mucho e incluso en el ámbito familiar se suele desanimar a la estudiante cuando plantea la posibilidad de comenzar este tipo de estudios», explicó Yolanda Moreno, una de las jóvenes matriculadas en esta escuela. «No me siento extraña por ello. Para mí son todos compañeros, sin distinciones», afirmó. Queda mucho por recorrer hasta conseguir el equilibrio total, pero Yolanda está convencida de que, algún día, en las orlas de Caminos aparecerán tantos rostros femeninos como masculinos.
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