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«Las cuestiones extrapoéticas son las que enturbian el ambiente»

«Las cuestiones extrapoéticas son las que enturbian el ambiente»

La escritora Trini Gan presenta esta tarde en la librería La Bóveda de la UGR su libro ‘Fin de fuga’, publicado por la prestigiosa editorial Visor.

La poeta granadina Trini Gan ha vuelto a primera línea de fuego. Hacía años que no publicaba pero su vuelta al ruedo literario no podía haber sido más potente. Esta tarde a las 19 horas presenta en La Bóveda, la librería de la Universidad de Granada de la calle Pavaneras su poemario ‘Finde fuga’, editado por Visor y con el que ha obtenido el Premio de Poesía Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Y para principios de año, verá la luz otro volumen, ‘Caja de fotos’, en la editorial Renacimiento, merecedor del Premio de Poesía Surcos.

–¿Por qué ese título, ‘Fin de Fuga’, hacia dónde y de qué huye?
–El título juega con la idea de marcar un momento de cierre de una actitud ante la vida: de evasión sistemática de la realidad ( vivir en fuga), pero también con dar forma a una huida hacia adelante, en busca de libertad y renacimiento en lo cotidiano. En la forma de encadenarse los poemas aparece también el sentido de la fuga musical, composición en la que las distintas voces van repitiendo sucesivamente el mismo motivo con variaciones y ritornellos, un tema melódico en el que van apareciendo voces a contratiempo pero que siempre está ahí, que es en cierto modo lo que hace mi libro, tanto en la sucesión de las secciones como en los temas.

–Llevaba años sin publicar y de pronto se junta con dos nuevos libros.
–Hace poco Pablo García Baena decía algo que yo podría suscribir: “lo importante es vivir, la poesía ya vendrá por añadidura”. Y eso que yo suelo escribir a diario. Pero ocurre que cuando veo que las experiencias vividas en esos años se han convertido en una colección importante de bocetos de poemas y que ya me urge compartirlos con los otros, es cuando me pongo a perfilar el libro.

–¿Cree que hoy día es más fácil publicar que hace décadas?
–Creo que sigue siendo igual de difícil para aquel que no está ya introducido en el mundillo literario, aunque no hay que desechar las nuevas redes de internet que nos acercan a poetas que no podríamos conocer de otro modo. Pero es lógico que se pretenda el contacto directo con el lector en el íntimo formato que ofrece un libro. Fuera de la autoedición (al alcance de muy pocos), la mejor oportunidad es un premio que te de acceso a la publicación y distribución del libro por una editorial importante a nivel nacional, con el prestigio de Visor como en este caso.

–¿Cómo ve el panorama poético en Granada?
–Afortunadamente, los poetas siempre nos leemos unos a otros más allá de las fronteras, de los grupos, de las generaciones, porque la poesía es una experiencia, tanto en escritura como en lectura, integradora, creadora de mestizajes, de riqueza por tanto. Le leí a Benjamín Prado que “un escritor no tiene una sombra, sino muchas sombras, sombras escritas, sin las que el cuerpo que las proyecta no sería nada”. Yo debo confesar que tengo una deuda con los jóvenes poetas de esta ciudad, los nativos, los residentes y los que por aquí pasaron, con los que compartí experiencias en el Festival de Poesía, la Asociación Diente del Oro, Letra Clara, el Café Entresuelo o la web Ciudad Poética. Ellos y sus palabras están en muchos de mis versos, aunque no cito a nadie para no caer en el pecado de ningún olvido.

–La cosa anda ahora revuelta entre los poetas ¿por qué no es posible que exista paz entre escritores? –No creo que sea la poesía la que enturbia las aguas, más bien cuestiones extrapoéticas que no deberían haber manchado de este modo el ambiente cultural que se vive en Granada y que otras ciudades nos envidian. Poco más puedo decir, salvo recordar antiguas tardes en La Tertulia en las que yo, estudiante universitaria, miraba con timidez las reuniones que allí mantenían Javier Egea, Luis García Montero, Álvaro Salvador y Ángeles Mora, poetas a los que me siento próxima y que tanto han influido en mí. Opino, como muchos, que Granada no puede perder a García Montero, ese militante apasionado de la conciencia y la palabra, porque es capaz de unirlas en su poesía y de hacer con ello más habitable esta ciudad y este siglo en crisis.
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