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La UGR apoya que sus mejores alumnos no paguen la matrícula

La UGR apoya que sus mejores alumnos no paguen la matrícula

El Gobierno plantea incentivar a los universitarios que aprueben todas las materias eximiéndoles del coste del siguiente curso, una medida bien vista por la institución

El dinero escasea en los actuales tiempos de crisis, pero, afortunadamente, parece que las ideas encaminadas a favorecer al alumnado universitario no se han disipado. El Gobierno que dirige Rodríguez Zapatero sorprendió hace unos días con una propuesta novedosa: eximir del pago de la matrícula universitaria a aquellos estudiantes que aprueben todas las asignaturas del curso en el plazo estipulado, es decir, en las convocatorias de febrero y junio.

La iniciativa aún está pendiente de su aprobación definitiva, pero parece que al Ejecutivo le urge, porque desea que se ponga en marcha desde el próximo curso, coincidiendo con la entrada en vigor de los nuevos títulos adaptados al Plan Bolonia. La propuesta, que de se salir adelante se aplicaría en todos los campus públicos españoles, cuenta al menos con el beneplácito de la Universidad de Granada (UGR). Fuentes universitarias consultadas al respecto manifestaron que no sólo acatarán la decisión gubernamental, sino que además consideran que las matrículas gratis para los alumnos más aventajados serían un estímulo para elevar el nivel académico de la UGR.

«Premiar a los mejores es una medida racional y positiva en el sentido de que ayudará a que muchos estudiantes se impliquen más en las clases y en la vida universitaria», explicaron desde la institución, que todavía no ha recibido ninguna notificación oficial por parte del Gobierno al respecto.

En el fondo, se trata de una iniciativa que surge a raíz de los preocupantes datos sobre la permanencia de los estudiantes en la universidad española. Cuatro de cada diez jóvenes abandonan los campus durante los primeros años de carrera a causa del fracaso académico. Es más, en muchas carreras más de la mitad de los alumnos matriculados en los primeros cursos ni siquiera se presentan a los exámenes. Evidentemente, en estos casos el fracaso está asegurado.

Muchos expertos achacan esta elevada tasa de abandono en la universidad a la falta de adaptación. Los adolescentes que llegan del Bachillerato está acostumbrados a una docencia algo más personalizada, propia de los institutos, donde hay un mayor control sobre cada estudiante y su progresión académica. La llegada de estos jóvenes a los campus, donde el estudiante goza de mayor libertad para preparar los exámenes, acaba muchas veces en un batacazo por falta de adaptación.

A ello hay que sumar la incorporación del estudiante a un entorno totalmente nuevo, en el que no sólo cambian los profesores, sino también los compañeros de clase. El Gobierno, con el visto bueno de las universidades, quiere que los incentivos económicos puedan servir de estímulo para aliviar unas tasas de abandono que ya alcanzan cifras críticas.
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