La tercera dimensión, aliada de la identificación forense
El antropólogo Miguel Botella asegura que las técnicas en 3D y el análisis de fragmentos óseos podrían aplicarse en catástrofes como la ocurrida en el accidente del Jak-42
La identificación humana en 3D a partir de fragmentos de restos óseos, patologías y marcas sobre los huesos es uno de los avances que se analizarán en el V Curso Avanzado de Antropología Forense, que reúne en Granada, hasta el día 24, a expertos mundiales en la identificación de cadáveres.
Así lo explicó ayer el director del curso y responsable del laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada (UGR), el profesor Miguel Botella, quien destacó la necesidad de que los investigadores utilicen los «mismos criterios y protocolos» para desarrollar su trabajo.
Según el investigador, en la última década, el avance científico en este campo ha sido «espectacular», aunque apostó por trasladar a España los protocolos de actuación sobre esta materia que ya existen en otros países para ponerlos en funcionamiento «de forma que todos manejemos la misma metodología».
Botella destacó que este tipo de protocolos podrían aplicarse a catástrofes como la ocurrida en el accidente del Jak-42, una actuación «puntual, triste y lamentable» que «no debería haber pasado nunca en un siglo XXI».
De hecho, aunque los forenses turcos pudieron emplear criterios distintos en la identificación de los cadáveres «hasta cierto punto», el experto aseguró que lo que ocurrió «no tiene nada que ver» con los protocolos, y que, por el contrario, «no se empleó metodología ninguna, tal vez por el apresuramiento y la necesidad del funeral de Estado».
En referencia a la búsqueda del cuerpo de la joven sevillana Marta del Castillo, el responsable del curso afirmó que «si hubiera algún rastro se habría encontrado» y confió en que la Policía y los forenses de Sevilla cuenten con una metodología «suficientemente buena y precisa» para localizar cualquier pista.
Exhumaciones. Durante la primera sesión del curso se abordó el tema de la exhumación y el análisis del lugar de los hechos, con una especial atención al tratamiento de las fosas comunes. «En España existe esa necesidad de la exhumación, pero en otros países ya se hace desde hace mucho tiempo», recordó el profesor Botella, quien defendió la conveniencia de adoptar esa metodología para que cuando las investigaciones comiencen aquí se hagan de una manera «sensata, reglada y homologable» con el resto del mundo.
Por su parte, la profesora de la Universidad de Coimbra (Portugal) Eugenia Cunha, experta en esta materia, sostuvo que, aunque con sus limitaciones, la antropología forense «puede documentar la violación de los derechos humanos y lo que ha ocurrido inmediatamente antes de la muerte o en el momento de la muerte» incluso 70 años después.
«La documentación con restos humanos es lo más real que hay», indicó Cunha, para quien la falta de dinero puede entorpecer este trabajo, como en el caso de los 2.500 soldados portugueses muertos en la guerra en África en los años 60 y 70, cuya excavación, localización e identificación corre a cargo del Estado, que no costea el traslado de los restos a Portugal.
En el curso también se analizará la investigación forense interdisciplinar de restos en diferentes estados de conservación, el diagnóstico del abuso físico y violación de derechos humanos a través de los huesos humanos o la aplicación de nuevas tecnologías en el análisis de imágenes para la identificación.
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