La poesía popular de la China antigua se hace ´palaciega´
Durante la dinastía Zhou, que gobernó China desde el siglo XI a. C. hasta el III a. C., el poder imperial tenía, según recogen algunos historiadores, un departamento de Historia del que partían funcionarios que recorrían todo el vastísimo territorio chino, de uno a otro rincón de la geografía, para recopilar por escrito todos aquellos cantares populares que se fueran encontrando. No había ninguna intención literaria en esta labor, nunca mejor dicho, de chinos.
Con estas recopilaciones, el Emperador le tomaba el pulso al sentir de su pueblo, averiguaba si había quejas y otras cuestiones por el estilo. Los encargados que iban por pueblos y aldeas recogiendo los cantares llevaban unas campanas de madera con las que anunciaban su presencia. La gente se les acercaba, cantaban, y los funcionarios transcribían todo para llevarlo al poder central.
Algunos de estos textos, que trataban temas como el amor o la descripción de lo dura que era la vida de los campesinos de entonces, han sido traducidos por el profesor de la Universidad de Granada Gabriel García-Noblejas, que esta tarde a las ocho y media ofrecerá un recital de algunos de estos textos, junto a la profesora del Instituto Chino de Granada Nellie Huang, en el ciclo ´Poesía en Palacio´, en el hotel Hospes Palacio de los Patos.
García-Noblejas, que es autor de, entre otros volúmenes, ´Poesía popular de la China antigua´ (Editorial Alianza), leerá no solamente poemas de la dinastía Zhou, sino que su recital abarcará también textos se la siguiente dinastía, la Han, que abarca hasta el siglo II de nuestra era.
Las poesías de la dinastía Han se recopilaron, según el traductor, por el Departamento de la Música, que estaba dentro de la estructura del palacio imperial. «Se dedicaban a crear y poner música a poemas de todo tipo, para celebraciones varias. Algunas de índole religiosa, otras políticas como para recibir a estadistas de otros lugares y otras más festivas», señala el traductor.
Todos los textos seleccionados por el profesor de traducción tienen algo en común, «son poemas que nacieron de viva voz, nunca escritos, y los autores eran gente iletrada, de origen popular», señala García-Noblejas, que añade que durante ese largo periodo histórico, «había otros textos recogidos en otros libros de tradición culta, de autores que poseían el poder de la escritura».
Una vez compilados, al parecer por Confucio, los poemas de la dinastía Zhou se convirtieron en uno de los cinco libros más importantes de la estructura del Imperio. Así, formaba parte de los volúmenes que tenían que estudiar todos aquellos que querían ser funcionarios oficiales. «Los jueces que mandaban a provincias, por ejemplo, tenían que sabérselo. Así, poemas muy sensuales, de amor, eran parte de lo que podríamos llamar el temario de las oposiciones», ironiza García-Noblejas.
Pacifista. Además del amor, los poemas abordan otros temas como la crítica política y social, temática pacifista, y es que en aquella época, «China estaba asolada por cientos de guerras, y la peor parte se la llevaban los campesinos, que tenían que ser soldados a la vez», apunta el profesor.
La traducción de poesía, según el coordinador del ciclo poético del Palacio de los Patos, el poeta Javier Bozalongo, «siempre ha sido importante para difundir la obra de escritores de otras lenguas, aunque a menudo se dedique más atención a idiomas más cercanos como el inglés, francés o italiano». Así, considera Bozalongo, «China, como país, ha adquirido en los últimos años una relevancia mundial por su despegue económico o comercial, pero no debe olvidarse que se trata de una cultura milenaria que merece ser mejor conocida, y que el traductor invitado, Gabriel García-Noblejas, lleva mucho tiempo acercando a los lectores españoles».
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