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La mayoría de los docentes de la UGR ha sido víctima de plagios

Cerca de medio centenar de profesores de la institución reclama medidas de control y sancionadoras para alumnos e investigadores que copian trabajos.

La tentación existe en la Universidad y, muchas veces, es difícil de esquivar. El plagio de artículos o trabajos se ha extendido tanto que se ha tomado como una práctica casi habitual en la Universidad de Granada (UGR), según han denunciado medio centenar de docentes afectados por esta situación y que incluso han creado una Plataforma contra el Plagio con la intención de defender sus derechos. Este mal, si a alguno le vale como consuelo, se extiende igualmente al resto de los campus españoles, según explicó ayer Rosa María Medina Doménech, profesora del Departamento de Anatomía Patológica e Historia de la Ciencia de la UGR e integrante de la mencionada plataforma.

“La mayoría de los docentes han sido víctimas en alguna ocasión de algún plagio en su labor, una situación ante la que sólo pueden mostrar impotencia, puesto que ni está suficientemente penado ni existen medidas de control”, lamentó la profesora. “Son pocos los que se aventuran a emprender medidas judiciales, porque son largas, costosas y de resultado incierto”, añadió. No existen cifras oficiales, pero el fenómeno del plagio no es precisamente anecdótico.

Ocho de cada diez profesores de la institución aseguran haberse sentido en alguna ocasión víctima de plagios, según resaltaron fuentes universitarias. La consolidación de internet y de sus buscadores en nuestra sociedad ha terminado por hacer de la copia de trabajos de investigación o tesis doctorales “algo normal y casi permitido”, denunció Medina Doménech.

“La tolerancia es absoluta en España”, apostilló. Organismos de control. En Estados Unidos y en otros países europeos los campus han decidido poner coto a esta práctica mediante la creación de comités de expertos que se encargan de supervisar los trabajos publicados y determinar si son copias de documentos anteriores, pero ninguna universidad española ha puesto en marcha un órgano de control similar.

“Por eso pedimos a la UGR que tome la iniciativa en España e impulse la regulación intraacadémica, con el fin de limitar este tipo de acciones en el campus granadino”, reclamó la representante de la Plataforma contra el Plagio. Lo malo para el profesorado universitario es que las copias no son un fechoría exclusiva de los estudiantes, ya que también hay docentes que no se resisten a la tentación y decir utilizar “párrafos enteros” de otros compañeros para concluir sus estudios. Siempre, por supuesto, con la esperanza de que nadie les pille.

“Mal vamos si los profesores no damos ejemplo”, comentó al respecto Medina Doménech. A algunos esta lucha contra el plagio les podrá parecer algo parecido a poner puertas al campo, pero un grupo de profesores granadinos está dispuesto a luchar para que, simplemente, su trabajo sea respetado y no se convierta en un festín para ‘aprovechados´.

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