La desestructuración familiar, principal causa del problema
Los datos de la encuesta de la Escuela Universitaria de Trabajo Social de Jérez sobre la incidencia de la violencia escolar entre los alumnos de Secundaria de Andalucía y, en concreto, sobre su repercusión en Granada son “ciertamente preocupantes”, según explicó ayer Rafael Martínez Martín, profesor del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada (UGR).
“Lo más inquietante es la percepción que tienen de la violencia los adolescentes, puesto que un elevado 42% considera que insultar no es violencia”, apuntó el profesor universitario. Martínez destacó que en los últimos años se ha avanzado mucho en la educación en valores cívicos, pero los resultados del estudio “demuestran que todavía queda camino por recorrer”. El sociólogo consideró que uno de los principales factores que influyen en la elevada incidencia de la violencia escolar es la “desestructuración familiar, un fenómeno cada vez más presente en la sociedad ”.
La mitad de las parejas ni siquiera aguantan los diez primeros años de matrimonio y terminan separándose. El trauma posterior “resulta especialmente doloroso para los menores, lo que influye sin duda en su comportamiento social”, explicó. El estudio también destaca que casi la mitad de los estudiantes de Secundaria, un 48%, reconoce haber bebido alcohol. Martínez, no obstante, no apreció esta cifra tan preocupante en la medida que “no se detalla si el consumo es habitual, que sería lo realmente inquietante, o esporádico”.
El profesor recordó que el alcohol es la droga que está “socialmente más aceptada”. “Creo que no sería bueno criminalizar a la juventud, ya que muestra valores positivos, como la sensibilidad frente a la violencia de género”.
Tabaco. Martínez puso igualmente como ejemplo que “sólo un 18,1% de los adolescentes dice que fuma, un porcentaje muy bajo si se compara con décadas pasadas, lo que indica que hay una mayor conciencia social de que fumar es perjudicial para la salud”. El porcentaje de menores que reconoce fumar drogas como el cannabis es del 5,6%. “Estamos hablando de una minoría, a la que hay que prestar atención, pero que no es representativa de toda la juventud granadina”, afirmó.
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