Fotografías a flor de piel
El Crucero del Hospital Real acoge hasta el 12 de diciembre una muestra del artista Juan José Gómez Molina en la que personas famosas y anónimas aparecen retratadas sin ropa.
Despojados de sus ropas, tal y como vinieron al mundo, no hay grandes diferencias entre los personajes conocidos y los anónimos que el fotógrafo albaceteñeo Juan José Gómez Molina fue retratando a lo largo de los años y que ahora se pueden ver en la muestra póstuma ‘La piel en la mirada’, en el crucero del Hospital Real hasta el 12 de diciembre. Imágenes de los cineastas Alejandro Amenábar o José Luis Cuerda, del poeta José Hierro o del presentador de televisión Pedro Piqueras, junto a la de personajes anónimos forman una curiosa selección fotográfica en la que igualmente se exhiben seis imágenes inéditas cedidas por la familia del artista al fondo de la Universidad de Granada.
“No nos muestra únicamente la piel desnuda de personas, sino sobre todo muestra personas que nos hablan de circunstancias vitales, del paso del tiempo en sus vidas, de enfermedades, de plenitud. Personas que se funden en un colectivo, afirmando su individualidad, con la única posesión de sus miradas, manifiestan cómo el individuo y el colectivo son extremos que se tocan”, aseguró ayer la comisaria de la exposición, Inmaculada López Vílchez, que aseguró que el autor fallecido tuvo un “vínculo importante” con la Facultad de Bellas Artes de Granada.
La muestra, que se conformó con retratos realizados a lo largo de más de 20 años, fue expuesta por primera vez en el Centro Conde Duque de Madrid. Posteriormente ha viajado por el norte de España y la de la Universidad de Granada es la primera vez en el sur de España. Pero esa primera muestra, según López Vílchez “ha ido creciendo” ya que en la primera “se incidía mucho en la representación del cuerpo a través de las heridas, del paso del tiempo e incluso de gente con enfermedades psíquicas”, imágenes a las que se han sumado “gente anónima y personajes de la cultura, fotógrafos, pintores y demás”.
Casi se llega a las 300 personas retratadas desnudas, muchas de ellas de manera integral. Todos los participantes, explicó López Vílchez, fueron voluntarios y “no tuvieron problema en mostrarse como son”. La muestra, recalcó su comisaria, expresa la idea de que “el cuerpo hable de la persona, que la piel describa la vida, el ánimo, la personalidad”. En este sentido, “son retratos en los que uno se siente muy identificado, porque no se trata de estereotipos, de figuras perfectas e idealizadas.
La sensación, cuando uno entra en la sala, es de un impacto grande porque conforme se va recorriendo el espectador puede sentirse reflejado con esas imperfecciones”, apuntó. Y es que no hay modelos profesionales. “Hay personas de todos los niveles sociales y culturales”. Entre los personajes más conocidos están Alejandro Amenábar, “en una imagen en la que aparece muy joven, pues fue tomada hace siete u ocho años” o el también director de cine José Luis Cuerda.
Cada imagen narra la historia de una persona retratada desde su desnudez ante el espectador. Según Inmaculada López, el fotógrafo Gómez Molina “nos dejó en la plenitud de una trayectoria vital, artística e intelectual de plena madurez. Con una curiosidad apenas disimulada, el artista escrutaba a través de una inquieta mirada el alrededor y el interior de las cosas, las personas y los pensamientos”.
En la muestra de Granada, además, se pueden ver seis retratos completamente inéditos que, además, se pueden considerar como póstumos, ya que el artista “no llegó a verlos positivados”. Estaba trabajando precisamente en ellos antes del accidente que acabó con su vida. Uno de estos trabajos inéditos ha sido cedido a la colección de arte contemporáneo de la Universidad de Granada.
El artista albaceteño no se consideraba “conceptualmente ni un fotógrafo, ni un pintor, sino un simple creador de imágenes”, explicó ayer su hija, Raquel Gómez, que asistió a la inauguración de la muestra. Además, detalló que su padre “reclutaba a algunos modelos anónimos en el metro de Madrid”. Su forma de seleccionar a los modelos se llevaba a cabo de una manera aleatoria “asaltando a la gente a la salida del metro” o en otra circunstancias, “en función de aquel rasgo que le llamaba la atención, como la mirada la forma de vestir o la actividad que ejercía”, según su hija.
En esta exposición se narra la historia de cada una de las personas que se prestaron de forma desinteresada a posar para esta serie en la que aparecen rostros, heridas y cuerpos, que nada tienen que ver con el ideal de belleza actual. Por su parte, la esposa del artista, Magdalena Rosado, que también estuvo presente en la inauguración, afirmó que ‘La piel en la mirada’ funde tres miradas: la del autor, la del protagonista o fotografiado, y la del propio visitante, “en un juego triple muy emocionante”. Magdalena Rosado indicó también que su marido “escrutaba a través de su objetivo el interior de las cosas, las personas y los pensamientos”.
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