Evolución en la cumbre
150 años después de que Darwin publicara ‘El origen de las Especies’, las variedades endémicas de Sierra Nevada continúan su periplo para sobrevivir en lo más alto de la Península.
Este año se celebra el segundo centenario del nacimiento del naturista inglés Charles Darwin y se conmemoran los 150 años de la publicación de su famosos libro ‘El origen de la especies’. Basta mirar hacia arriba para comprobar cómo, gracias a la teoría del científico, se puede conocer la adaptación al medio de la fauna y la flora que habita en los picos más elevados de la sierra granadina. ¿Y cómo se aplica este tratado a los ‘pobladores’ de Sierra Nevada?
A la altitud a la que se encuentran, las condiciones de vida no son fáciles: las temperaturas son extremas –no sólo durante los cambios de estación, sino también entre el día y la noche–, hay alta insolación y fuertes vientos. Por este motivo, a través de las diferentes alturas del macizo montañoso se pueden localizar diversos conjuntos de ecosistemas propios y adaptados a las condiciones exactas de temperatura, humedad y presión a la que se encuentran. Algunas especies animales son capaces de destacar sobre el resto, como el topillo nival o neverón, un mamífero de la época glaciar, o el zorro común, que también se atreve con grandes alturas.
Entre las aves se encuentra al acentor alpino, que es la única ave alpina que sobrevuela las cotas más altas; acompañado de aves esteparias como la collalba gris, la alondra común y el colirrojo tizón. Insectos.Pero los habitantes de la sierra que más nos acercan a la teoría de Darwin son los insectos, con más de 100 de estas especies que únicamente se encuentran en ella. Estos casos únicos en el planeta son denominados ‘endémicos’ y constituyen uno de los valores más importantes de Sierra Nevada.
En este tipo de animales, tras millones de años de evolución, algunas de sus especies han adoptado formas específicas –más gruesas u oscuras– o ciclos biológicos únicos adaptados a los periodos en los que la vegetación está presente. Como ejemplo citar al saltamontes de Sierra Nevada, que ha reducido el tamaño de sus alas, perdiendo la capacidad de volar para adaptarse al lugar donde habita. También destacar a los escarabajos –coleópteros– que adoptan un color negro y un cuerpo redondeado debido a que se han acondicionado a la fuerza de los rayos del sol y del viento.
Un curioso caso es el de la hormiga parásita de Sierra Nevada que, según los estudios de los biólogos granadinos Francisca Ruano y Alberto Tinaut, asalta los hormigueros de otras congéneres para secuestrar a sus pupas, trasladarlas al hormiguero parásito y convertirlas en esclavas. Flora. Esta evolución adaptativa no sólo la manifiestan los insectos, parte de la flora que se encuentra en estas cotas también es excepcional.
Según un estudio de Gabriel Blanca López, del Departamento de Botánica de la Universidad de Granada, únicamente la flora de Sierra Nevada, que suma unas 2.000 especies diferentes, cuenta con más especies endémicas que las que suman Checoslovaquia, Austria, Suecia Dinamarca, Alemania, Polonia, Bélgica y Reino Unido juntos.
Entre éstas especiales plantas se encuentran la estrella de las nieves o la manzanilla real, especies protegidas que crecen únicamente en la alta montaña nevadense. La biodiversidad del macizo montañoso granadino atrae a investigadores de todo el mundo al igual que las teorías del naturista inglés sorprendieron a toda una época tras ser formuladas. Aquellos planteamientos consiguieron aclarar el porqué de las diferencias de las especies que habitan en uno de los parajes más característicos de Granada.
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